Anoche en los exteriores del estadio Vicente Calderón las cámaras de televisión captaron una imagen que simbolizaba a la perfección la decepción en el FC Barcelona por la eliminación de la Champions League. El capitán Andrés Iniesta, en la soledad del autobús, se secaba las lágrimas tras la dura derrota 2-0 ante el Atlético de Madrid. La tristeza continuó al aterrizar en casa. El palo es duro y hay miedo a que afecte a las otras dos competiciones, Liga y Copa, a las que aspiran los hombres de Luis Enrique.