Pedrosa y Márquez volvieron al colegio, donde saciaron la curiosidad de los más pequeños. Ahora se van de vacaciones pero antes el campeón del mundo ha dejado deberes a su equipo. Los pilotos disfrutaron como niños. Su mejor regalo fueron sus caras de felicidad. Nadie se quedó sin su recuerdo y ellos tampoco quisieron marcharse sin el suyo. Para los niños fue un día difícil de olvidar.