Iker Casillas se toma con deportividad y con humor su suplencia en el Real Madrid y ahora más que nunca sabe que su papel como capitán es prioritario. El portero de la selección española prefiere centrarse en la necesidad de remontar en el 4-1 adverso de la ida de las semifinales de la Liga de Campeones. Desde el trabajo diario, el de Móstoles espera su oportunidad, pero eso no le impide hablar abiertamente de su relación con su entrenador, el portugués José Mourinho. "En lo profesional tenemos un trato de mucho respeto; en lo personal está claro que no tenemos la misma relación", ha advertido.