Mucha de la sangre encontrada en la clínica de Eufemiano Fuentes era, según él mismo, de todo tipo de deportistas: futbolistas, atletas, boxeadores. Trabajaba con ellos a título personal, realizando las transfusiones en hoteles por privacidad e identificando las bolsas con alias y motes. Asegura que era más cómodo que poner los nombres y los apellidos.