Ha tardado, pero Quiquito de la Calzada ya tiene reconocimiento en su ciudad natal, en Málaga. Una estatua de bronce de casi dos metros de altura desde la que el cómico mira a sus paisanos con esa icónica postura que fue, sin duda, una de sus señas de identidad. El humor con el que trascendió durante generaciones, ahora queda tallado en bronce.