Hace sólo 20 días que Isabel Pantoja, condenada por blanqueo de capitales, era protagonista de esta escena, para los anales de la más rancia tradición folclórica. Entre tirones de pelo y empujones de propios y extraños, desmayada y con su intimidad judicial y personal al descubierto, se ponía por fin a salvo entre los suyos tras el juicio más mediático de los últimos tiempos.