Tres días después de la muerte de Donna Summer, la música disco pierde a otro de sus grandes. Robin Gibb, miembro de los míticos Bee Gees, fallecía ayer tras varios meses enfermo. Tenía 62 años, y sufría un cáncer de colon e hígado. Conocido por sus famosos falsetes, su música llenó las pistas de baile en la fiebre de los sábados noche. Y a pesar de que ya sólo queda uno de los componentes de este trío, su música continuará viva para muchos.