Ambientada en 1921, en la Inglaterra de la posguerra, donde muchos buscan consuelo en el espiritismo. Florence Cathcart (Rebecca Hall) dedica sus energías a desmontar presuntos fenómenos sobrenaturales sirviéndose de sistemas metódicos y racionales. Cuando le piden que visite Rookford, un internado en la campiña inglesa, para investigar las supuestas apariciones del fantasma de un niño, ella acepta el reto.