Eva y Pablo atraviesan el peor momento de sus vidas. Marcados por una tragedia que no pueden superar, sin trabajo y sin casa, se esconden en el hotel en el que trabaja Eva, cerrado durante la temporada invernal. Ella tiene todas las claves de acceso y un plan para pasar desapercibidos, pero pronto son descubiertos por Saúl, uno de los vigilantes de seguridad que no piensa desaprovechar la oportunidad de divertirse y dejarles claro quién está al mando. El hotel se convierte así en una jaula y Eva y Pablo en sus presas, pero con lo que el vigilante no cuenta es que dos personas que no tienen nada que perder, solo pueden ganar.