Mathieu tiene 33 años y vive con la incógnita de no haber conocido a su padre. Una mañana, recibe una llamada de Canadá de un desconocido que dice ser amigo de su padre y que le quiere enviar el cuadro que supuestamente le ha dejado en herencia. Movido por la curiosidad, Mathieu decide viajar a Montreal para conocer a la rama de su familia que vive allí pero que no es, en absoluto, como creía.