El cineasta neoyorkino Howard Brookner murió de sida en 1989, mientras dirigía su primer éxito cinematográfico para Hollywood. Su obra, que retrató la revolución cultural de finales de los años setenta y principios de los ochenta, estuvo enterrada en el refugio subterráneo de William S. Burroughs durante treinta años. Ahora, en su camino personal, su sobrino Aaron desentierra el legado cinematográfico de Howard y el recuerdo de todo lo que fue.