En la selva africana, cebras, impalas y ñus campan en libertad. Los turistas alemanes y austriacos que van a cazar esperan entre los arbustos, acechando las presas. Disparan, gritan de emoción y posan con los animales que han cazado. Son gente que pasa las vacaciones matando, exponiendo ante la cámara las vicisitudes de la naturaleza humana.