Lunes, diez de la mañana. Una mochila y en su interior unas cuantas prendas y una muñeca rusa. Una chica joven y un portazo. Así es como un día, sin más, Julie se marcha de su casa. Se embarca en una huida que la lleva hasta un remoto pueblo a mil metros de altura, allá donde las casas están torcidas y los niños corren desnudos. En este entorno cree poder esconderse de sí misma. Sin embargo, allí nadie sabe quién es Julie. Nadie sabe qué se esconde detrás de esa mirada esquiva.