En 1961, el psicólogo Stanley Milgram llevó a cabo en la Universidad de Yale una serie de experimentos sobre la obediencia. La investigación, planteada a raíz del juicio a Adolf Eichmann, pretendía dilucidar la relación de las personas con la autoridad. Pronto el doctor empieza a comprobar ciertos aspectos del comportamiento humano que no habían sido descubiertos, lo que va a provocar una de las polemicas más impactantes del siglo XX.