Fioravante se adentra en el negocio de la prostitución masculina de la mano de su amigo Murray. Poco a poco sus andanzas en el oficio más antiguo del mundo le descubren algo de lo que no era consciente. A Murray se le ocurre esta disparatada idea cuando su despampanante dermatóloga, la Dra. Parker, le comenta de pasada que busca a un hombre para montarse un trío con su impresionante amiga Selima. Murray se encuentra en una situación financiera muy precaria tras el cierre de su librería y, con la mente puesta en el lado económico del negocio, intenta convencer a Fioravante de que es la persona más indicada para la tarea. Aunque la idea de convertirse en gigoló no le apasiona inicialmente, la economía de Fioravante tampoco anda muy boyante y se da cuenta de que hay peores formas de ganarse la vida que hacer felices a dos mujeres faltas de cariño. Con esas se convierten en socios y Fioravante se cita con la Dra. Parker para una sesión de prueba antes del trío. Entretanto Murray da con una