Perla sueña con el momento de ver a Fabio, su pareja, fuera de la cárcel, para poder formar una familia. Cuando llega el momento, Fabio la lleva al canódromo de su tío, el señor Núñez, que está enfermo, que también esperaba que Fabio saliera de la cárcel para traspasarle el negocio. En el canódromo los galgos corren tras un engaño que rara vez logran alcanzar y si lo consiguen descubren que la presa no es más que un pedazo de trapo. Pronto los sueños de Perla se desvanecen porque Fabio no quiere oír hablar de formar una familia. Quiere materializar sus sueños de libertad y no está dispuesto a atarse.