Un equipo de espeleólogos han recorrido parte de uno de los tubos de lava del volcán de La Palma. Aún con la lava roja incandescente en la retina, se pueden ver sus efectos tras enfriarse en el Valle de Aridane. En muchas zonas la temperatura alcanza casi los 50 grados, un magma tan caliente como un horno y que prende un papel en apenas segundos.