Canarias está abocada a la desertificación en la segunda mitad del siglo debido a las consecuencias negativas del cambio climático y a la escasez de lluvias cada vez mayor. Las previsiones son que la estampa del verde que caracteriza a las islas occidentales y a Gran Canaria cambiará por una imagen más similar a las islas de Lanzarote y Fuerteventura, es decir, más aridez y calor excepto La Palma, que será la única que podrá mantener la imagen de isla verde.