Lydia Lozano se ha convertido una de las protagonistas involuntarias de la catástrofe que asola a la isla de La Palma.

La colaboradora, natural de La Palma, se ha desplazado hasta la isla para conocer, de primera mano, la realidad del lugar que desde el pasado domingo vive en un sinvivir por la erupción del volcán Cumbre Vieja.

Rota de dolor, sin poder evitar las lágrimas, la periodista compartía con sus compañeros de Ya es Mediodía su preocupación por sus familiares y allegados que viven en el municipio de El Paso.

Sin embargo, lo que la periodista palmera no esperaba era que su llegada a la isla fuese a ser tan accidentada como hemos podido saber a través de las redes sociales.

Y es que Lydia Lozano ha tenido que hacer frente a una incomodísima situación que tiene como protagonista al DJ canario Jacob Alonso, que colabora estos días como voluntario en la organización de la ayuda a los damnificados por el volcán.

"Lydia vino a buscar la desgracia ajena y el amarillismo"

En el vídeo que Alonso ha compartido, el dj le recrimina su actitud en el vídeo que retransmitió en directo este miércoles a través de su perfil de Instagram.

Según la versión de Jacob, que acorrala a Lozano hasta que confirma sus acusaciones, la periodista llegó al punto de solidaridad del pabellón deportivo de Los Llanos de Aridane diciendo que era de 'Sálvame' y que necesitaba para el programa una persona que hubiera sufrido la desgracia de perderlo todo, algo que a Alonso no le gustó nada.

En el vídeo que se ha viralizado, extraído del directo de Instagram realizado por Alonso, el DJ inicia una conversación con la periodista, que se encuentra en un estado un tanto desaliñado, tras la mascarilla y las gafas de sol, y con una coleta que recoge su pelo despeinado. Lydia Lozano termina reconociendo que había pedido una persona que sufriera las consecuencias de la erupción. "Sí, dije que busco a gente que lo esté pasando mal", admite, pero se defiende diciendo que su intención es ayudar. A Jacob Alonso no le convence y acaba acusándola de amarillismo.