"¡Sólo 10 años con whatsapp!" Es la expresión repetida cuando descubren que en estos días se celebra el décimo aniversario de la publicación de la app de mensajería más popular del mundo. Un servicio que ha cambiado nuestras vidas para siempre.

Un cambio en Apple que introdujo las notificaciones en los móviles fue el detonante que permitió la revolución Whatsapp que ya está en los bolsillos de más de 1.500 millones de personas en todo el mundo. Uno de cada cinco habitantes de la tierra utiliza esta app que nos conecta entre desvelos y alegrías.

A principios de 2009 Jan Koum, de origen ucraniano, fundaba la empresa Whatsapp que tras unas versiones de prueba, el 30 de noviembre de 2009 publicó su primera versión estable en la tienda de aplicaciones de Apple. Era una época de mensajes SMS y expresiones como “tk”, o “bss” se popularizaron, especialmente entre los más jóvenes. Una versión de texto de los emojis ampliamente utilizados en la actualidad. Aquellas abreviaturas y los actuales emojis fueron despreciados por los más puristas en el uso del castellano.

La acogida fue excepcional, provocando la aparición del servicio en unos móviles de museo, las Blackberry, y en Android. La app para esta última plataforma tenía un coste irrisorio, casi un euro, o dólar, por la posibilidad de enviar infinitos mensajes de texto. En aquella época las operadoras de telefonía móvil incluían el envío de cientos de estos mensajes como una opción premium. Era más barato que enviar cinco mensajes de texto con el móvil y, aún teniendo un precio mínimo, miles de personas se lanzaron a buscar la forma en la que ahorrarse el coste. El amigo informático que copiaba el fichero de la aplicación directamente desde la web tras el primer año era uno de los trucos más habituales de aquella época en los que empezaba a forjarse la picaresca digital.

Amplio abanico de servicios

La primera versión solo permitía enviar mensajes de texto pero a las pocas semanas estuvo disponible la posibilidad de enviar fotografías y vídeo. Actualmente sería impensable pensar en cualquier servicio de mensajería que no disponga de capacidades multimedia. Los mensajes de voz, tan utilizados como odiados, no llegaron hasta agosto de 2013.

Los grupos llegaron en 2011 y eran muy limitados. Inicialmente sólo permitían hasta 15 miembros por grupo, 50 personas en abril de 2013, año en el que llegó a alcanzar los 400 millones de usuarios, aunque no fue hasta 2016 cuando permitieron incorporar hasta 256 personas.

El año de la compra por parte de Facebook en febrero de 2014 por 19.000 millones de dólares, coincidió con dos de las características que más problemas personales puede haber generado esta app en su historia. En febrero llegó ocultar la hora de última conexión, una característica deseada por todos aquellos que se sentían vigilados, o recibían mensajes de sus amigos del estilo: “¿Qué hacías despierto anoche a las 3 de la mañana?”.

La característica que más desencuentros generó en los primeros meses tras su aparición en noviembre de 2014 fue la verificación en dos pasos. Desde Whatsapp se podía diferenciar entre mensaje correctamente enviado, recibido por el destinatario y, el doble check azul que marcaba la condición de leído. Imposible esconderse en aquel momento tras leer un mensaje no pudiendo obviar que se ha leído. Discusiones y reproches generalizados en todo el mundo provocaron que la app permitiera deshabilitar esta opción. Una característica que muchas personas aún mantienen para mantener un espacio de privacidad en un mundo cada vez más digital y conectado.

Sin contar la versión web de Whatsapp (2015) tan útil cuando se está detrás de una gran pantalla, la esperada encriptación de mensajes (2016) para evitar el hackeo de los mensajes, el envío de ubicación (2017) en tiempo real y los stickers (2018), las grandes mejoras del servicio de mensajería llegaron entre 2015 y 2016: las llamadas de voz y videollamadas. Estos servicios que solo utilizan la red de datos, obviando las redes habituales de llamadas han transformado la comunicación entre países y continentes.

La auténtica revolución Whatsapp

Las posibilidades que ofrece la tecnología no es el motivo por el que Whatsapp se ha convertido en el Windows Live Messenger del siglo XXI, presente en el 97% de los ordenadores del mundo hasta que empezó su declive, coincidiendo prácticamente con la aparición de las tiendas de aplicaciones para móviles. Su facilidad de uso, integración con la agenda de teléfono, la experiencia que genera saber cuándo están escribiendo un mensaje, poder contactar con cualquier persona en cualquier momento, y pertenecer a grupos en los que se comparten intereses han hecho que, tras el primer golpe de convertirse en la primera app popular de mensajería instantánea, se convierta en una herramienta que ha transformado la vida de cientos de millones de personas.

Desde hace unos años es habitual que las comunicaciones entre comunidades de vecinos, asociaciones de padres, o compañeros de trabajo se realice con grupos de Whatsapp. Antes de esta práctica habitual existía una brecha entre la utilización de la tecnología en el ámbito doméstico y el profesional. Coincidiendo con los duros años de la crisis en los que se dejó de realizar inversiones tecnológicas en las empresas por las dificultades económicas, era habitual que los trabajadores hicieran un uso más avanzado de las herramientas informáticas en su vida personal que en el ámbito laboral. Aunque poseían el conocimiento, la rigidez del entorno, quizás por no tener posibilidad, no podían aplicar todo su conocimiento. Whatsapp ha ayudado a este cambio de actitud ante el uso de las herramientas digitales. Ver en la pantalla del móvil un grupo familiar justo encima del grupo de trabajo ha generado día tras día un cambio de actitud que ha facilitado la digitalización de los trabajos.