Las mascarillas quirúrgicas, conocidas también como 'de usar y tirar', no son respetuosas con el medioambiente, y muchos son los descerebrados que las dejan tiradas en el suelo cuando creen oportuno. Por esta razón, muchas empresas, y dado que el coronavirus parece haber llegado para quedarse, están desarrollando mascarillas tecnológicas que resulten ecológicas y permitan reducir los residuos textiles que se encuentran muchos servicios de limpieza en nuestras ciudades.

Una empresa alicantina ha desarrollado en los últimos meses la Flat Tbue Energy, una mascarilla sin filtro que logra eliminar el SARS-CoV-2 mientras el usuario respira gracias a una cortina láser con tecnología UV-C. Ha sido apoyada por la Universidad Miguel Hernández de Elche y por el Fondo Emprendedores de Repsol, y al utilizar tecnología ultravioleta de baja frecuencia emitida por diodos láser dirigidos, se activa siempre que la persona respire. Contiene una batería de 10 horas de autonomía que se recarga como si fuese un teléfono móvil, y no es cara de producir gracias a la impresión 3D.

Esta tecnología se ha podido implantar gracias a la técnica que David J. Benner, profesor de Biofísica de la Radiación y Ciencias de la Salud Ambiental, ha establecido en un estudio científico en el que concluye que la luz UV-C lejana tiene un rango muy limitado y no penetra mediante la capa externa de células muertas de la piel, o la capa de lágrimas en el ojo: por ello, esta mascarilla también es segura. Eso sí, los virus y bacterias, al ser mucho más pequeños que las células, sí pueden ser inactivados con esta tecnología.