Cuando pensamos en sedentarismo es probable que nos venga a la cabeza la imagen de un individuo sentado o recostado por periodos prolongados de tiempo. No obstante, la definición más extendida de sedentarismo en la comunidad científica es la de aquella persona que no realiza al menos 30 minutos de actividad física moderada, durante la mayor parte de los días de la semana.

"La prevalencia del sedentarismo en Europa es muy alta, y España es uno de los cuatro países más sedentarios", según avisa la doctora Julia Álvarez Hernández, jefa de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, quien propone clasificar a los individuos según el grado de desarrollo de actividad física:

-Sedentario o inactivo: Anda menos de 5.000 pasos al día.

- Algo activo pero no alcanza las recomendaciones de actividad física saludable: Realiza entre 5.000 y 9.999 pasos al día.

- Activo: Cumple las recomendaciones de actividad física saludable: Practica entre 10.000 y 12.499 pasos al día.

- Muy activo: Supera o alcanza los 12.500 pasos al día.

Aquí, la también profesora asociada de Ciencias de la Salud en la Universidad de Alcalá (Madrid), menciona que un estudio reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que evaluaba datos de 2016, refería que el 27,5% de la población mundial (1.400 millones de personas) tienen su salud en riesgo por la falta de actividad física. El mismo estudio advierte de que si las tendencias actuales continúan, el objetivo global de actividad física para 2025 (una reducción relativa del 10% en actividad física insuficiente) no se cumplirá.

"Resulta fundamental priorizar y ampliar con urgencia las políticas para aumentar los niveles de actividad física de la población", subraya Álvarez, al mismo tiempo que defiende que "ser sedentario es un problema de actitud más que de aptitud", por lo que es una actitud modificable. Con ello, enumera una serie de razones por las que huir totalmente del sedentarismo.

En primer lugar, la experta resalta que existe evidencia científica de que los niños más activos físicamente durante la infancia y la adolescencia, los que practicaba deporte en las clases extraescolares por ejemplo, son los adolescentes y jóvenes menos sedentarios y mantienen un mejor estado de salud, llevan una vida en general más saludable y muestran una mayor satisfacción con sus vidas.

Las personas que modifican su hábito de vida y no son proactivos con la actividad física y caen en el sedentarismo comienzan a presentar signos y síntomas de deterioro de su salud especialmente en la esfera metabólica y cardiovascular, añade como segundo argumento.

Por otro lado, y en tercer lugar, señala que en los años 90 la Asociación Americana del Corazón reconoció el sedentarismo como factor de riesgo independiente de cardiopatía isquémica. "Disponemos de evidencia científica que permite establecer la relación entre sedentarismo y aumento de sobrepeso, obesidad, síndrome metabólico, diabetes mellitus tipo 2, enfermedad cardio y cerebro vascular, cáncer (especialmente mama, colon, recto, endometrio y ovario), y más recientemente se incorporan estudios que relacionan el sedentarismo con el deterioro cognitivo y la demencia. La mayoría de estas enfermedades son responsables de un elevado número de muertes entre la población mundial", agrega.

A su vez, indica que el sedentarismo, la falta de actividad física, condiciona la ganancia de peso que condiciona el sobrepeso y la obesidad (cuarta razón); las alteraciones del metabolismo de la glucosa, que condiciona situaciones de prediabetes y de diabetes Mellitus tipo 2 (5); aumento de hipertrigliceridemia (6), de la presión arterial (7); así como del riesgo de enfermedad cardiovascular (8) tipo cardiopatía isquémica (infarto agudo de miocardio, angina por ejemplo); o de enfermedad cerebro vascular (9).

También alerta de que el sedentarismo puede conllevar alteraciones biomécanicas de las extremidades inferiores (caderas, rodillas, tobillos, metatarso) que condicionan dolor (10); pérdida de la estructura ósea (osteopenia, osteoporosis) (11) y de masa muscular (12). "Algunos estudios parecen demostrar que los pacientes sedentarios presentan alteraciones estructurales cerebrales que condicionarían deterioro cognitivo (13)", añade.

Cómo combatir el sedentarismo

A su juicio, la mejor forma de combatirlo es "activándonos", y según defiende la especialista del Hospital Príncipe de Asturias, no se trata sólo de planificar ejercicio físico de forma regular, que también.

"Se trata de comenzar cambiando actitudes. Se aconsejará al sujeto cambiar el estar sentado o recostado permanentemente por estar de pie más veces conscientemente, utilizar las escaleras en lugar del ascensor, estacionar el coche más lejos de lo habitual y caminar hasta el destino; bajarse del autobús unas calles antes de la parada; levantarse y caminar durante los anuncios televisivos; sacar al perro a caminar; realizar tareas domésticas como cortar el césped o pasar la aspiradora; no utilizar el coche para los desplazamientos cortos, tomar el camino más largo cuando se desplace caminando; y planificar actividades para los fines de semana como caminatas largas, excursiones o visitas al parque", subraya Álvarez.

Finalmente, menciona que la inactividad condiciona también sarcopenia y la atrofia muscular (14 razón), y esto se relaciona con peor calidad de vida y una mayor mortalidad, especialmente en los pacientes críticos. "Nuestra reserva y funcionalidad muscular resulta esencial para salir vencedores de la enfermedad", asevera la jefa de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Príncipe de Asturias.