No a todas las personas el frío y el calor les afecta de la misma manera. Muchos lo pasan mal en cuanto el calor comienza a apretar a la vez que otros disfrutan de una sensación agradable. Otras personas, en cambio, sufren cuando asoma el frío, mientras a su alrededor están tranquilamente con un abrigo puesto. ¿A qué se debe esto?

El cerebro, en la zona del hipotálamo, es el encargado de regular las sensaciones de temperatura e intentar que el organismo esté lo más confortable posible.

Por ejemplo, si hace calor, el cerebro ordena la sudoración, mientras que si hace frío, nos manda la apetencia de comidas ricas en grasas. Al final, el objetivo es establecer una temperatura corporal de entre 35 y 37 grados y mantener la energía.

La genética

Cada persona tiene una respuesta biológica distinta, incluso dentro de una misma familia, aunque la herencia genética sí influye, sobre todo en el tipo de piel (más o menos gruesa, más o menos grasa€) y en la sensación de manos y pies fríos. Cuanta más grasa corporal, más protección al frío -no por ello conviene engordar- mientras que, cuanto más estrés, menos resistentes a las bajas temperaturas.

Por regla general, la mujer es más friolera que el hombre debido a una menor temperatura superficial. Esto se debe a que cierra más rápidamente los vasos sanguíneos de la piel (lo que a la larga les hace estar más preparadas para temperaturas extremas) y a que tienen mayor proporción de grasa subcutánea y de estrógenos, perdiendo así menos calorías. Sin embargo, en el hombre la sangre sigue fluyendo por más tiempo, lo que hace que mantenga más el calor a costa de perder calorías. A la larga, el hombre acaba tiritando antes que la mujer.

La edad

Pese a lo que señalan algunas creencias, los niños -con la excepción de los recién nacidos- son igual de sensibles al frío que los adultos, por lo que abrigarles más carece de sentido. De hecho, al ser más activos, entran en calor más fácilmente.

Quienes sí son más frioleros son las personas mayores ya que, con la edad, se pierde masa muscular. No obstante, abrigar en exceso a un anciano o a un niño que no lo necesite tampoco es perjudicial, a no ser que una excesiva sudoración enfríe la piel.

Además, la percepción de lo que nos rodea también influye en la sensación de temperatura. Si se está solo o si se está con alguien que tirita, tendremos mayor sensación de frío. El cansancio también lo provoca. El hígado es uno de los órganos que más calor emite, por lo que cuidarlo es importante para no pasar frío.Los días

Una misma persona también tiene distintas sensaciones de temperatura según la hora del día. Entre las 4h y las 5h es cuando más frío se tiene normalmente, mientras que entre la 17h y las 18h es al contrario. En el caso de las mujeres, durante la ovulación, la temperatura corporal aumenta.

Por otra parte, los mecanismos de defensa también actúan contra el calor. La apatía o la inercia, por ejemplo, son claros síntomas de temperatura elevada.