Tras el éxito estilístico conseguido por la reina Letizia en la recepción al Emir de Catar, Tamim bin Hamad Al Thani y su primera esposa Jawaher Bint Hamad Bin Suhaim Al Thani, los Reyes Felipe y Letizia continúan con su faceta de anfitriones en esta ocasión con una cena de gala, la primera que los Reyes celebran en seis meses.

A pesar de la importancia de la cita, en esta ocasión la Reina no lució ninguna de las tiaras que forman parte del joyero real aunque volvió a destacar por la elegancia en la elección de su look. Esta vez doña Letizia lució un vestido largo en color champagne con brocados florales y mangas transparentes obra del diseñador Gabriel Lage.

Por su parte la jequesa se decantó por un original look negro con una capa corta de piel y brillantes. Los pendientes, que fueron las únicas joyas elegidas por la reina Letizia, eran nuevos y montados en forma de árbol con diamantes preciosos para destacar aún más el sencillo moño que eligió para la ocasión.

Tras el saludo, en el que los cuatro fueron muy cordiales con algunos gestos de cariño, todos se dirigieron hasta el Salón del Trono donde tuvo lugar el besamanos previo a la cena que más tarde los reunió en el Gran Salón del Palacio Real de Madrid, el más grande de Europa Occidental y uno de los más grandes del mundo.