Mudarte al extranjero con tu perro: todo lo que debes tener en cuenta

La lista de requisitos puede intimidar, aunque la mayoría de los trámites se solventan sin sobresaltos si se planifican con suficiente antelación

Un perro dentro de un transportin.

Un perro dentro de un transportin. / EFE

Santa Cruz de Tenerife

Cambiar de país ya es un reto logístico para cualquier persona, pero la ecuación se complica cuando viajas con tu compañero de cuatro patas. Vacunas, microchip, certificados, razas restringidas, seguros…

La lista de requisitos puede intimidar, aunque la mayoría de los trámites se solventan sin sobresaltos si se planifican con suficiente antelación. A continuación encontrarás, en formato narrativo, los pasos esenciales para que tu perro cruce la frontera contigo sin sorpresas.

Conoce la normativa

Antes de reservar vuelo, entra en la web oficial de sanidad animal o agricultura del país al que te mudas. Cada Estado tiene su propia lista de razas prohibidas o sometidas a restricciones.

Australia, Nueva Zelanda o Singapur, por ejemplo, vetan la entrada de algunas razas consideradas potencialmente peligrosas, mientras que en buena parte de Estados Unidos el permiso depende del condado.

Además, muchos territorios establecen cuarentenas obligatorias, exigen seguros de responsabilidad civil y fijan tasaciones municipales más altas para determinadas razas. Sin esa información clara, podrías encontrarte en la aduana con la entrada denegada o con un periodo de aislamiento inesperado.

Microchip y vacunas

El pasaporte canino empieza con un microchip homologado ISO 11784/11785; si tu perro lleva otro estándar, el veterinario debe implantar uno nuevo y reflejar ambas numeraciones en el pasaporte.

La siguiente parada es la vacuna antirrábica: debes ponérsela, como mínimo, 21 días antes del viaje y dentro del periodo de validez.

Para quienes se trasladan desde o hacia territorios que no están oficialmente libres de rabia (la lista es larga e incluye la mayor parte de Latinoamérica y Asia), llega el trámite más delicado: el análisis serológico de anticuerpos (titer test).

Se extrae sangre un mes después de la vacuna y, si el resultado es satisfactorio, todavía hay que esperar tres meses completos antes de embarcar. Por eso conviene iniciar los trámites con entre tres y cuatro meses de margen.

Certificado veterinario oficial

Una vez cumplidos chip, vacuna y análisis, tu veterinario autorizado emitirá un certificado sanitario; después, la autoridad competente de tu país (en España, el MAPA; en EE. UU., el USDA) lo refrenda con un sello oficial.

Este documento suele tener una validez máxima de diez días para animales de compañía, así que ajústalo a la fecha exacta del vuelo. Algunos destinos añaden requisitos extra como desparasitación interna y externa 24 horas antes de embarcar en Reino Unido, Irlanda o Malta. Revísalos al detalle.

Aerolínea y transportín adecuado

No todas las compañías aéreas aceptan mascotas y, entre las que lo hacen, los requisitos varían. Si tu perro pesa menos de ocho kilos (transportín incluido) puede volar en cabina; de lo contrario viajará en bodega presurizada.

En ambos casos necesitarás un transportín homologado por IATA: rígido, ventilado y lo bastante grande para que el animal se ponga de pie y se dé la vuelta. Etiquétalo con tu nombre, la palabra “Live Animals” y la ruta de destino.

Costes y seguros

Mudarse con perro no es barato: entre certificados (150–400 euros), transportín (60–250 euros), tasas de aerolínea (75–350 euros) y posibles agentes de aduanas, la factura supera con facilidad los 1,000 euros.

Si tu nueva residencia cataloga la raza como “potencialmente peligrosa”, necesitarás además un seguro de responsabilidad civil, cuyo importe ronda los 100–400 euros anuales.

Llegada y adaptación

Al aterrizar, algunas ciudades exigen inscribir al perro en un registro municipal en un plazo de 48 horas. Busca un veterinario de confianza lo antes posible: será tu aliado para la revacunación anual y cualquier incidencia de adaptación. Mantén la dieta habitual durante los primeros días y establece rutinas de paseo estables; así reducirás el estrés derivado del cambio de entorno.

Tres meses de margen

La conclusión es sencilla: trasladarse de país con un perro bien documentado es totalmente viable, pero solo si inicias los trámites tres o cuatro meses antes.

Con el chip correcto, las vacunas al día, el test de anticuerpos aprobado, el certificado veterinario sellado y un transportín IATA, tu compañero llegará sano, sin cuarentenas intempestivas y listo para empezar una nueva vida contigo.

Con planificación y un calendario en la mano, la mudanza puede ser tan fluida para él como para ti.

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