Es innegable que los gatos son de los animales más independientes e individualistas del mundo.

Además, son de los felinos más limpios que existen sobre la faz de la tierra y son uno de los animales que más confianza adquieren con sus dueños desde el momento en el que entrar en una casa.

Sin embargo, este carácter tan libre de los mininos coincide (y mucho) con la cantidad de cuestiones que odian que los humanos les hagamos.

Es decir, tenemos con ellos muchos gestos y acciones que les irritan y, pese a que vemos que les incomodan, los seguimos repitiendo.

La lista de cosas que los gatos detestan es amplia.

Pero, pese a la longitud de esta lista, hay 10 cosas que los gatos odian por encima de todas las cosas.

¿Sabes qué gestos son los que más odian?

Los gatos y sus rarezas

Agua

Sienten mucha desconfianza hacia ella. No les gusta mojarse ni que los salpiques, así que mucho cuidado con ella. De ahí que ellos mismos tengas sus propia forma de ducharse.

Sonidos estridentes

Los ruidos molestan mucho a los felinos. Los petardos, los gritos, la música o la tele a todo volumen y el tráfico son algunos de los ruidos que los gatos detestan: les generan miedo, estrés y ansiedad hasta el punto que, para muchos son tan insoportables, que terminan padeciendo enfermedades cardiacas.

Caricias sí, pero las justas

A los gatos, pese a ser seres independientes, les gusta que los acaricien y les den cariño. Sin embargo, algunas caricias no son de su agrado y prefieren que las omitas. Son las que les das sobre la barriga, las patas traseras y la cola. Es preferible que los acaricies en la cabeza, las orejas, la barbilla y el cuello.

Olores fuertes

Su olfato es muy sensible y los aromas intensos como el del tabaco, el vinagre, la cebolla, la lejía, el ajo o los cítricos pueden resultarles muy incómodos, así que es mejor que trates de eliminarlos de tu hogar si quieres ofrecerle un espacio confortable y cómodo.

Nada de cogerlos en brazos

A los gatos no les suele gustar que los cojan en brazos y muchísimo menos si lo hacen como si fuese un bebé: con la barriga y las patas hacia arriba. Eso es algo que odian por completo porque les hace sentirse muy inseguros.

Cambios en su rutina

Los felinos se sienten incómodos con cualquier modificación de su vida cotidiana: ya sea un cambio en su alimentación, en el material de su arenero, en su zona de descanso y, por supuesto, una mudanza, una situación que provoca un enorme malestar y estrés en tu gato. Lo mejor es que esos cambios se apliquen de forma gradual para reducir la ansiedad.

No a las puertas cerradas

Una de las cosas que más odian los gatos es que les dejen las puertas cerradas, porque eso implica que no pueden acceder a toda la casa y él necesita saber en todo momento qué hay y qué sucede en cada rincón del lugar en el que vive.

Nada de viajes en coches

Es un cambio muy estresante en su rutina que implica que lo metas en un transportín, lo saques de casa y lo introduzcas en un lugar que le es del todo ajeno, con ruidos y olores que no conoce de nada.

Tomar medicación

Les desagrada el sabor y, sobre todo, que les abran la boca a la fuerza y les metan una pastilla, les pongan gotas en los ojos o en los oídos... en general, los gatos odian que les manoseen en general en estas y otras situaciones.

El veterinario, la peor de las visitas

Esta es una de las cuestiones que siempre comparten entre ellos: detestan las vistas al veterinario.

Que los saquen de casa en un trasportín, viajar en coche, que los manoseen, que le den medicación, compartir espacio con otros animales y descubrir olores y ruidos que no conoce... todo le genera estrés y ansiedad, así que no es extraño que odien con todas sus fuerzas estas visitas médicas hasta el punto de que sienten verdadero pavor.