Desde que se empezaran a fabricar los primeros microondas a finales de los años 50, el invento de Percy Spencer ha generado montones de dudas sobre la viabilidad del electrodoméstico y cómo puede afectar tanto al alimento que se introduce en su interior, como a las personas que se encuentren cerca del aparato.
Este invento, se creó por mera casualidad mientras el estadounidense estaba parado delante de un magnetrón en funcionamiento, una barra de chocolate se le derritió en el bolsillo. De esa manera se dio cuenta que acercando la comida al magnetrón, esta se calentaba. A partir del momento que Spencer hizo este magnífico descubrimiento, muchos han sido los mitos que han surgido alrededor del microondas, algunos totalmente falsos y otros con altos grados de certeza.
Falsedad que ha llegado muy lejos
Los microondas calientan, porque el magnetrón lanza ondas electromagnéticas que varían 2.500 millones de veces por segundo. Las moléculas contenidas en la comida tratan de alinearse con este campo tan cambiante y esto las hace vibrar. La vibración de las moléculas hace que choquen unas con otras, dispersando energía en forma de calor. Esto solo ocurrirá con moléculas dipolares (las del agua, azúcares y grasas), por eso un recipiente vacío como un vaso, no se calentará.
En todos los microondas se puede comprobar que en la puerta hay una especie de rejilla negra con agujeros, para que esta no sea totalmente transparente. Esta rejilla no está ahí por pura casualidad sino para no dejar pasar las ondas al exterior. Los puntos de la rejilla tienen un diámetro de dos milímetros, mientras que el diámetro de las ondas es de 12,5 centímetros y es por ello que la energía no escapa del aparato.
Muchas personas han llegado a asegurar que las ondas que desprende el magnetrón se pueden escapar al exterior a través de las juntas de la puerta del microondas, pero es una afirmación totalmente falsa. Ahora bien, suponiendo que estas pueden escapar del interior si el microondas tuviese fugas, no podría pasar absolutamente nada, a no ser que tengas un marcapasos puesto porque puede interferir con el funcionamiento y detenerlo. Las ondas únicamente calientan y solo podrían provocar quemaduras si estas tienen suficiente intensidad, pero nunca podrían producir cualquier otro tipo de enfermedad.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) asegura que si el electrodoméstico se encuentra en buen estado, es totalmente imposible que las ondas escapen al exterior.