En pleno invierno y con España inmersa en una de las olas de frío más crudas que se recuerdan (las temperaturas llegaron a superar los diez grados bajo cero en varios puntos de la Península), la calefacción se hace más necesaria que nunca. Sin embargo, no todos los hogares tienen el poder adquisitivo necesario para afrontar ese incremento en la factura de la luz. Y es que no hay que olvidar que el precio de la luz ha sufrido uno de los incrementos más acusados de los últimos años, lo que ha provocado una ola de protestas tanto de los ciudadanos como de los partidos de la oposición. A todo esto se une la implacable cuesta de enero. un clásico que ni Filomena ha podido frenar.

Velas: triple ventaja

El truco más viejo del mundo es obvio: las velas. Además de crear una atmósfera de lo más agradable gracias a esa luz amarillenta que desprenden, son una fuente de calor. Por no hablar que hoy en día se pueden encontrar de miles de fragancias, se podría decir que toda persona puede encontrar una vela con su olor ideal. Es un triple tanto: calor, luz y olor. Y con cero euros de gasto en la factura de la luz.

Ventilar por espacios

En tiempos de coronavirus también se hace imprescindible ventilar, pero hay métodos para hacerlo sin que ello suponga que caiga de forma drástica la temperatura ambiente. El primero es hacerlo cuando el sol incide por la ventana. Otro muy útil es ventilar por partes, ya que con cinco minutos es suficiente. Si se hace así es importante cerrar las puertas de la habitación que tenga las ventanas abiertas.

Moqueta, alfombras y cuadros

Un pequeño gesto que supone un desembolso (más o menos grande, porque hay opciones para todos los bolsillos) que se hace rentable a medio plazo es colocar alfombras en casa. Además de que no es lo mismo poner los pies descalzos en el suelo que en una mullida alfombra, son un perfecto aislante térmico. Por no hablar de que estéticamente ayudan a que tu hogar sea más acogedor. Para los que quieran dar un paso más, y aunque parezca mentira, las moquetas siguen existiendo. Por algo son habituales en los países más fríos del norte de Europa.

Estrechamente relacionado con esto está el hecho de que el calor también se 'escapa' por las paredes. O más bien el frío se cuela desde el exterior. Colocar papel pintado hace que al tacto las paredes no estén heladas e incluso ayuda a combatir la condensación y la humedad, dos factores que contribuyen a que la sensación térmica descienda. Los que busquen un 'remedio' más rápido y económico siempre pueden optar por colocar estanterías llenas de libros o cuadros.