¿Control mental en la naturaleza? Este insecto puede convertirte en zombi
Un organismo diminuto reescribe el comportamiento de su huésped para completar su ciclo vital. Lejos de un simple truco macabro, es una pieza clave del equilibrio selvático y un recordatorio de la creatividad evolutiva de la naturaleza

Imagen promocional de la Zombie Walk de La Laguna. / Ayoze Hernandez
Una hormiga escala una planta, muerde la vena de una hoja, muere anclada y ve brotar un tallo fúngico desde su cabeza.
La escena ocurre cada día en las selvas tropicales y el responsable es el Ophiocordyceps unilateralis, un hongo parasitario documentado por la ciencia desde el siglo XIX y estudiado con lupa en la última década.
Un fenómeno fascinante
La evidencia de que este hongo convierte a las hormigas en “zombis” se apoya en un abanico de estudios que abarca desde la observación de campo hasta la genómica comparada. El portal Everyday Mysteries de la Library of Congress resume las filmaciones de selva y los experimentos de laboratorio que documentan todo el ciclo, desde la infección en el suelo hasta la famosa “mordida de la muerte” en la hoja.
Una revisión exhaustiva publicada en Annual Review of Microbiology 2024 desglosa los genes que sintetizan alcaloides neuroactivos y los relojes de luz que sincronizan el comportamiento del huésped con la humedad óptima para la esporulación.

Ophiocordyceps unilateralis / ED
Investigadores de Penn State y Exeter han usado micro-CT y reconstrucción 3D para mostrar que el hongo evita el cerebro y, en su lugar, teje una malla de hifas que reemplaza las fibras musculares y actúa como “cableado externo”.
Un estudio más reciente reveló que los genes circadianos del patógeno se activan justo antes del mediodía, el momento exacto en que la hormiga es forzada a fijarse a la hoja, lo que demuestra una manipulación ajustada a la luz solar.
Por su parte, Britannica actualiza cada año la entrada “zombie-ant fungus” y confirma que el fenómeno sigue registrándose en Asia, África y América, mientras hallazgos fósiles de parientes del hongo en ámbar de 50 millones de años añaden un hilo evolutivo insospechado.
En conjunto, observaciones de campo, imagen avanzada, transcriptómica y paleontología conforman un corpus sólido que demuestra cómo este diminuto parásito puede reescribir la conducta de su huésped con precisión quirúrgica.
Paso a paso: el ciclo vital que inspira escalofríos
- Infección inicial.- Una espora aterriza en la cutícula de una hormiga (normalmente del género Camponotus) y la atraviesa con un micelio que se extiende por su cuerpo.
- Colonización interna sin tocar el cerebro.- El micelio forma una red en torno a los músculos y libera compuestos que anulan la coordinación motora original. Cuando la hormiga pierde control, asciende unos 25 cm y “muerde” el envés de una hoja: es el “death grip”.
- Muerte y fructificación.- Tras la muerte, el hongo consume tejidos blandos y erige un estroma que perfora el cráneo; en su ápice maduran las esporas que caerán sobre nuevas víctimas.
¿Cómo controla el cuerpo sin ocupar la mente?
Estudios de Penn State han mostrado que el hongo ignora el cerebro y secuestra los músculos: forma tubos hifales que sustituyen fibras y liberan toxinas similares a los tremorgénicos aflatremes, capaces de inducir contracciones permanentes. Otros autores proponen una sincronización con la luz solar y los relojes circadianos del insecto para asegurar que la mordida ocurre al mediodía, cuando la humedad favorece la esporulación.
Papel ecológico
Lejos de ser un villano absoluto, Ophiocordyceps regula poblaciones de hormigas carpinteras y, al concentrarlas en “cementerios de hojas”, fertiliza microparches del sotobosque. Científicos hablan ya de “jardinería fúngica”: cada hormiga infectada aporta nitrógeno y fósforo al suelo donde cae la lluvia de esporas.
¿Peligro para humanos?
El hongo ha evolucionado junto a hormigas durante, al menos, 48 millones de años; su temperatura óptima (20-30 °C) y receptores químicos están muy especializados, de modo que no infecta a personas ni a mamíferos.
De hecho, algunos de sus metabolitos se investigan como posibles insecticidas selectivos y fuentes de nuevos antibióticos.
Más allá del terror: aplicaciones y legado cultural
- Biotecnología: enzimas capaces de degradar quitina y sustancias inmunosupresoras con interés médico.
- Robótica blanda: el control muscular externo inspira actuadores para microrrobots.
- Cultura pop: el videojuego The Last of Us popularizó la idea de un Cordyceps que salta a humanos, un giro dramático que la ciencia considera improbable.
Ophiocordyceps unilateralis demuestra que la realidad supera la ficción: un organismo diminuto que reescribe el comportamiento de su huésped para completar su ciclo vital.
Lejos de un simple truco macabro, el “hongo zombi” es una pieza clave del equilibrio selvático y un recordatorio de la creatividad evolutiva de la naturaleza.
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