Dejan la ropa mucho más suave, esponjosa y con mejor olor. El bote de suavizante se ha vuelto un imprescindible a la hora de hacer la colada pero ¿es realmente necesario? Aquí te desmentimos una serie de mitos sobre su uso y efectividad.

Pese a que los suavizantes son un tipo de detergentes, no actúan sobre las manchas que puedan tener los tejidos. Elaborados con una serie de sustancias químicas entre las que se encuentran unas moléculas llamadas tensioactivos catiónicos que se adhieren a la superficie de la ropa proporcionando al tejido suavidad, volumen y esponjosidad. También aportan fragancias a las prendas, facilitan el planchado y ayudan a reducir la aparición de arrugas.

Sin embargo, los suavizantes no son efectivos en todos los tejidos. Estos funcionan mejor en ropa elaborada con fibras naturales como el algodón pero tienen menos efecto en otras como la lana o el cachemir. En cuanto a las fibras sintéticas como el poliéster, apenas actúan sobre ellas. Además, hay que tener en cuenta que la mayor parte de la ropa que utilizamos hoy en día están elaboradas con mezclas de fibras, por lo que su efectividad en la ropa es más bien poca.

Estos son algunos mitos sobre el uso del suavizante en la ropa

  1. No daña la piel porque las sustancias con las que se elaboran no afectan a la piel.
  2. Las toallas secan menos debido a que las sustancias con las que se elaboran los suavizantes influyen en la absorción del agua.
  3. Facilita el planchado sobre todo si es algodón.
  4. Exceder la dosis recomendada de suavizante no mejora los resultados.
  5. La secadora potencia los resultados del suavizante.
  6. Los impermeables y la ropa de deporte elaboradas con microfibras no deben lavarse con suavizante.
  7. La dureza del agua resta eficacia al suavizante.