Hay tareas del hogar que son más agradecidas que otras. Desde luego, una de estas tareas agraciadas no es la de limpiar las persianas, una práctica que está considerada por la mayoría de usuarios como una auténtica pesadez dentro del mundo de la limpieza.

Limpiar las persianas requiere de un gran esfuerzo y un tiempo considerable. Por ello, es importante conocer todos los trucos caseros que puedan agilizar esta faena y que esta tarea no suponga un auténtico suplicio cada vez que hay que llevarla a cabo.

Muchas veces el problema no está en la actividad en sí, sino en cómo la desarrollamos.

El método perfecto

La naturaleza de cada persiana reclama un tipo de producto diferente. Además, hay que tener en cuenta de qué material está hecha nuestra persiana: madera, PVC, plástico o aluminio, por ejemplo.

Por otra parte, el color también será determinante a la hora de limpiar ya que el blanco, que es uno de los colores más típicos en este elemento, resulta un poco más dificultoso.

Con un poco de jabón neutro y agua limpia podremos sacar brillo a nuestras persianas independientemente de su material. Sin embargo, cuando la suciedad está muy pegada, se pueden utilizar productos más específicos hacernos con una vaporeta.

¿Y el exterior de las persianas?

En este caso, la limpieza es mucho más sencilla, accesible y fácil: bajamos la persiana de forma parcial para que las lamas queden abiertas y tengamos acceso a las típicas ranuras, donde se acumula la suciedad.

A continuación, cogeremos un cepillo de cerdas blandas y limpiaremos bien de arriba abajo para deshacernos de esa molesta suciedad que muchas veces se queda incrustada y que cuesta quitar debido a los diferentes climas que hay. Tras cepillar la persiana, una tarea que ayuda mucho a dejarla perfecta es aspirarla tanto por dentro como por fuera.

Ahora, libre de polvo, y terminar con un resultado perfecto y completo, pasamos una bayeta con agua y jabón neutro, de izquierda a derecha y de arriba abajo.

Cuando esté bien limpia, para evitar que se le puedan pegar suciedades propias de la limpieza, es importante y muy recomendable secarla utilizando un trapo de algodón y hay que dejarla desenrollada para luego limpiar el interior.

Si no tenemos acceso al exterior de las persianas, la solución tradicional es abrir el cajón superior donde se enrolla la persiana, el cual también puede limpiarse metiendo y sacando progresivamente las persianas para conseguir así una limpieza interior del mismo.