Esculturas de acero y granito rosa salpican las once hectáreas de jardines y bosques que componen el Chillida Leku. En las inmediaciones de Hernani se asienta este museo al aire libre que reabre sus puertas tras casi una década de inactividad. El acuerdo entre la familia del conocido escultor y la galería suiza Hauser & Wirth revive el sueño del icónico artista, fallecido en 2002.

El origen del sueño de Eduardo Chillida

El creador de El Peine del Viento y su mujer, Pilar Belzunce, adquirieron en los años 80 el caserío Zabalaga. Su objetivo no era otro que convertir este espacio levantado en el siglo XVI en su particular galería. Aquellas campas de hayas y magnolios se transformaron en un paseo por lo más simbólico del rey del hierro y el hormigón. Pero los focos se alejaron de las 60 toneladas de Lotura XXXII o de las 27 de Buscando la luz en 2010.

En esa fecha, la crisis económica obligaba a bajar el telón del Chillida Leku. La familia del considerado como continuador de Julio González y Picasso no llegó a un acuerdo de sostenibilidad con las instituciones públicas. Aunque sus puertas no se cerraron del todo durante este tiempo: más de 50.000 personas visitaron las campas y las salas del caserío bajo un restringido sistema de cita previa.

Obras que alberga el museo

Hoy, cualquiera de nosotros, sin previo aviso, podemos caminar entre esas piezas macizas de simetría monumental. Los encantadores jardines albergan, además de las citadas obras, otras tan valiosas como la que homenajea al poeta Jorge Guillén, Lo profundo es el aire.

No es el único tributo que dedicó Chillida a personajes ilustres. El diseñador Balenciaga, amigo en su niñez, o Fleming son otros de los nombres que inspiraron al artista. Junto a las esculturas que les asignó figura El arco de la libertad, concebida en primera instancia para descansar en el centro de París. Y no podemos olvidarnos de la música, una auténtica constante en la vida del escultor. Los títulos Contrapunto o Música de las esferas están impregnadas de las particularidades métricas de Vivaldi, Mozart o Bach.

Ecos, la exposición inaugural

Las 40 piezas colosales salpicadas por este espacio natural son solo una parte de lo que nos espera. En el interior del caserío se muestra una retrospectiva dedicada a la citada El Peine del Viento. Se trata de la exhibición inaugural de esta nueva etapa del Chillida Leku.

La sala 5 del museo alberga, al menos hasta finales de 2019, Ecos. Se trata de una decena de esculturas de esta serie cuya pieza central es la famosa que descansa en las rocas de Ondarreta. Concretamente, a los pies del monte Igueldo, en San Sebastián, la ciudad en la que nació el autor. Este recorrido ilustra la evolución en la forma de trabajar del creador. Es, sin duda, una representación gráfica de lo que fue su trayectoria.

Detalles y rincones cautivadores

El atractivo de este escenario no solo reside en las enormes esculturas. Las paredes y vigas de madera en el interior del caserío suponen un envoltorio mágico para sus exposiciones. Las ventanas de sus salas enmarcan las obras que descansan en los jardines como si de cuadros se tratara.

Fuera del caserío nos espera otro rincón especial. Hablamos de la cruz de metal amparada por un magnolio. Preside los restos de la pareja Chillida-Belzunce. Pero también los de un nieto, y los del jardinero y guardés de la finca, amigo de la familia.

La utopía que un día soñó Chillida parece convertirse en realidad con todas las garantías. El Chillida Leku afronta su segunda vida con la esperanza de superar los 85.000 visitantes anuales.

Más información en:

www.museochillidaleku.com