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El Teide vuelve a alinearse con el Sol: el espectacular time lapse captado desede Lanzarote

El fotógrafo lanzaroteño Juan Méndez repite hazaña y captura el momento exacto en que el sol se pone sobre el pico desde casi 300 kilómetros de distancia

Espectacular time lapse del Teide desde Gran Canaria

J. Méndez

M. Plasencia

M. Plasencia

Santa Cruz de Tenerife

Un año después de inmortalizar una de las imágenes más asombrosas del cielo canario, el fotógrafo Juan Méndez volvió a subir la montaña lanzaroteña desde la que, en contadas ocasiones, puede verse el Teide al atardecer, a casi 300 kilómetros de distancia.

El resultado volvió a ser espectacular: el sol descendiendo justo sobre la silueta del volcán tinerfeño, en una coincidencia casi exacta de tiempo y lugar respecto al fenómeno captado en 2024.

“Todo indicaba que no se vería”, contaba Méndez en su perfil de Instagram. “El cielo estaba cubierto y el horizonte cerrado, pero hay días en los que simplemente hay que intentarlo. Si hubiera tirado la toalla, este momento no existiría”.

Y tenía razón. Las nubes se abrieron justo a tiempo para permitirle registrar, además de la imagen, un timelapse del sol alineándose sobre el pico más alto de España.

De aniversario

La captura se produjo el 30 de octubre, la misma fecha que el año pasado, una coincidencia que —según el propio autor— “se ha vuelto mágica”, ya que coincide también con el cumpleaños de su hijo.

El fenómeno óptico, visible únicamente en condiciones atmosféricas excepcionales, se ha convertido en una referencia para los amantes de la fotografía de paisaje y la astronomía aficionada. El año pasado, las imágenes de Méndez ya habían dado la vuelta a las redes y protagonizó un amplio reportaje en El Día.

Con este nuevo registro, Juan Méndez confirma que el cielo canario sigue siendo un escenario privilegiado, donde el azar, la luz y la paciencia se alinean para crear momentos irrepetibles.

La alineación del Teide con el sol visto desde Lanzarote es un fenómeno tan raro como hermoso, y la constancia de Méndez vuelve a demostrar que la paciencia también tiene su propia luz.

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