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El proyecto del hidroaeródromo de Tenerife sigue su curso tras la resolución de la Audiencia Nacional: "No afecta al proyecto"

“La resolución de la Audiencia Nacional no afecta al proyecto, que continúa su curso. La resolución responde a una cuestión formal sobre la competencia administrativa y la empresa mantiene su compromiso de seguir avanzando en la obtención de las autorizaciones para la puesta en marcha del hidroaeródromo”, aseguraron este jueves fuentes de la empresa promotora

Uno de los hidroaviones del Grupo 43 carga agua en el Puerto de Santa Cruz para luego descargarla sobre las llamas.

Uno de los hidroaviones del Grupo 43 carga agua en el Puerto de Santa Cruz para luego descargarla sobre las llamas. / MARIA PISACA

Santa Cruz de Tenerife

La Audiencia Nacional se ha declarado incompetente para resolver el recurso presentado contra la decisión de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental del Gobierno central, que dio por finalizado el proceso administrativo del hidroaeródromo previsto en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.

Según confirmaron fuentes jurídicas, la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia entiende que no puede pronunciarse sobre la resolución impugnada, ya que esta procede de un órgano inferior a un ministro o secretario de Estado, por lo que la competencia para revisar el expediente corresponde al Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).

Fuentes de la empresa promotora, por su parte, insisten en que este paso no supone un freno ni una decisión de fondo sobre la viabilidad del proyecto, sino un trámite judicial que reorienta el procedimiento. La compañía, de capital mayoritariamente canario y con participación de una firma danesa, reafirma su intención de seguir avanzando “en todos los procedimientos técnicos y administrativos necesarios” para hacer realidad esta infraestructura.

Un proyecto pionero en España

La iniciativa, presentada en 2022, pretende establecer un servicio regular de hidroaviones turísticos con base en Santa Cruz de Tenerife y vuelos alrededor de la costa tinerfeña, algo que no se hace en Canarias desde hace décadas.

El proyecto, pionero en España, plantea amerizajes controlados en el puerto capitalino, con un espacio operativo reducido —apenas 200 metros frente a la antigua estación del jet foil— para minimizar el impacto sobre el tráfico portuario.

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