Aniversario del mayor centro de innovación de Tenerife
Los 35 años del ITER catapultan a la Isla a la vanguardia científica nacional
El Instituto Tecnológico y de Energías Renovables de Granadilla ha liderado 300 proyectos que superan los 400 millones de euros

María Pisaca

Jorge Ballesteros, ingeniero en Telecomunicaciones de 45 años, es el responsable de uno de los últimos departamentos creados por el ITER: Robótica e Inteligencia Artificial. Lleva siete años en este instituto, dependiente del Cabildo de Tenerife, y asegura que para las investigaciones que desarrolla su equipo es "fundamental" contar los superordenadores Teide y Anaga, que se encuentran en este mismo centro y están entre los más potentes de España. "Nos centramos en analizar datos y crear aplicaciones para otros departamentos del propio ITER", señala.
Si al ingeniero en Telecomunicaciones Guillermo Galván le hubieran dicho en 1990, cuando se convirtió en el tercer empleado del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables de Tenerife (ITER), que 35 años después este organismo iba a mover 400 millones de euros en más de 300 proyectos innovadores y a generar un negocio anual de 40 millones, habría pensado que era una locura. Pero todo este tiempo después, el ITER ya no solo maneja estas cifras astronómicas, sino que se ha convertido en uno de los polos científicos y tecnológicos más importantes de España.
Galván fue precisamente uno de los investigadores que recibieron un reconocimiento durante los actos del 35 aniversario del ITER que se celebraron ayer en esta variopinta instalación, situada en la costa de Granadilla de Abona, y formada por edificios dispersos en medio de coladas de lava, tabaibas y cardones; grandes molinos que sacan energía del viento, explanadas y tejados cubiertos con paneles solares, casas bioclimáticas con diseños futuristas y antenas por todos lados que chivan, a kilómetros de distancia, que allí solo se respira ciencia y tecnología.
Carlos Suárez, director técnico, viajó en su discurso a ese primer ITER creado por el Cabildo de Tenerife en 1990 del que formó parte Guillermo Galván. Compuesto por una diminuta oficina en la sede de la Corporación insular en Santa Cruz y una pequeña plataforma eólica experimental –la primera de Canarias– en unos terrenos en pleno malpaís sureño, nació como catapulta de las energías renovables en un momento en el que la Isla acusaba un enorme retraso en desarrollo sostenible. Fue cuatro años después, en 1994, cuando el ITER plantó su sede en estos terrenos de Granadilla de Abona e inició un despegue que pronto se hizo imparable.
Un balance en números
54 proyectos
En este momento, el ITER está inmerso en 54 proyectos de ciencia y tecnología.
208 empleados
La plantilla del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables la forman 208 personas.
7000 visitantes
El ITER del Cabildo recibe cada año la visita de más de 7.000 personas.
30% renovables
Las plantas eólicas y solares del ITER crean el 30% de la energía renovable de la Isla.
El ITER tiene 17.782 días después 208 empleados, seis parques eólicos y una plataforma fotovoltaica con decenas de plantas que generan el 30% de la energía renovable de Tenerife, 54 proyectos de investigación en desarrollo, conexión con 11 cables de fibra óptica y atiende a más de 7.000 visitantes al año. Pero sobre todo ha ampliado tanto su campo de acción que tiene en marcha proyectos tan variados que van desde la sanidad a la arquitectura, pasando por el vulcanismo, la computación y la industria aeroespacial. "Transforma la naturaleza en progreso", dice uno de los eslóganes de los vídeos proyectados durante la efeméride. O como dijo Juan José Martínez, consejero de Innovación del Cabildo: "El ITER es un motor de cambio con un ADN pionero".
Muchos de los que participan en estas iniciativas estuvieron ayer en el salón de actos. Dejaron por un momento sus mesas, llenas de ordenadores, pipetas, cables y artilugios variados, para celebrar un recorrido que los ha convertido en una referencia a nivel internacional. Sus manos construyen células solares fotovoltaicas con tecnología de última generación, contribuyen al despliegue de infraestructuras de recarga para vehículos eléctricos, indagan cómo reducir el consumo energético a través de la arquitectura, vigilan los volcanes e instruyen a los canarios para educarlos en riesgo volcánico, se sumergen en los acuíferos costeros para calcular la intrusión marina...
Incluso, la división de Medioambiente, que creó también en el ITER el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), profundiza en la trazabilidad agroalimentaria y busca la huella dactilar de los vinos de Tenerife. Además de los departamentos de Energía Renovable, Arquitectura Sostenible y el mencionado de Medioambiente, se han incorporado otros como el de Genómica, que analiza el ADN y controla los patógenos –principalmente los respiratorios–, o el de robótica e inteligencia artificial, que prepara sistemas de asistencia para los propios científicos del centro.
Entre los invitados destacaron los pioneros del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables, que fueron premiados por el papel decisivo en su creación: el expresidente de la Corporación insular y primer máximo responsable del ITER, Ricardo Melchior; el primer gerente, Manuel Cendagorta-Galarza; el primer trabajador, Antonio Cordobés, así como el mencionado Guillermo Galván, en la actualidad empleado de mayor antigüedad.

Autoridades y personal del ITER, ayer en el acto de celebración del 35 aniversario de este instituto científico y tecnológico de Granadilla. | / MARÍA PISACA
La presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, felicitó a los homenajeados y agradeció "el trabajo y la implicación de todas las personas que han hecho posible que el instituto sea hoy un referente internacional". "El ITER es una obra colectiva, construida por generaciones de profesionales que han puesto la ciencia y la tecnología al servicio del bienestar de la ciudadanía", subrayó Dávila. Durante su intervención, la presidenta resaltó "el compromiso" del ITER con "el desarrollo tecnológico, la sostenibilidad y el progreso científico". También estaban, entre otros, el expresidente insular, Pedro Martín; el alcalde de Granadilla, José Domingo Regalado; o la alcaldesa de Arico, Olivia Delgado.
Instalaciones destacadas
Entre sus instalaciones destacan el centro de proceso de datos D-ALiX, que alberga los superordenadores Teide y Anaga –con su próxima ampliación entrarán en el ‘top 3’ de las computadoras más potentes de España y de la élite europea–; el Centro de Control de Generación de Energía, y la red Canalink y el Telepuerto, que consolidan a Tenerife como nodo tecnológico estratégico en el Atlántico, conectando Europa, África y América.
Entre los desafíos del futuro, el consejero de Innovación, Juan José Martínez, resaltó la ampliación del espacio para las empresas –dentro de la filosofía de siempre por la colaboración público-privada–, el desarrollo de la geotermia –en poco tiempo comenzarán los primeros sondeos en busca de esta energía del calor de la tierra– o la apuesta decidida por la industria aeroespacial, con el proyecto de la constelación de satélites Islas Canarias.

Guillermo Galván / MARÍA PISACA
Guillermo Galván, el trabajador más antiguo
Guillermo Galván, ingeniero en Telecomunicaciones, fue el tercer empleado del ITER en toda su historia, contratado justo cuando nació el instituto en 1990. Ahora es el más veterano, a sus 57 años, como coordinador del departamento de Eólica. «Cuando me enteré que buscaban gente y me llamó Manuel Cendagorta, el primer gerente, pensé que iba a ser temporal. Y mire, aquí sigo», recuerda. «En aquellos tiempos, el ITER era una empresa pequeña y familiar, con planes para las energías renovables. Hoy somos una gran empresa con 208 empleados y multitud de proyectos en diferentes campos».

Luis Alberto Rubio. | / María Pisaca
Luis Alberto Rubio, en el equipo que desentraña el ADN
Luis Alberto Rubio, ingeniero informático de 39 años, forma parte del equipo que desentraña los misterios del ADN, la molécula que contiene las instrucciones genéticas para el desarrollo y funcionamiento de los seres vivos. Es investigador del área de Genómica del ITER. Allí se estudian los biomarcadores y otros datos relacionados con la salud «con el fin siempre de ser útiles a la sociedad». Es el departamento más reciente y desplegó una enorme labor durante la pandemia a la hora de estudiar las variantes del covid. También investigan enfermedades raras o patógenos respiratorios.

Sttefany Cartaya. | / María Pisaca
Sttefany Cartaya, la vigilante de las galerías de agua
Sttefany Cartaya forma parte de la savia nueva del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables de Granadilla. A sus 27 años, esta química integra desde hace tres años el personal técnico de apoyo del área de Medioambiente, que dirige Nemesio Pérez. «Analizamos los gases de las galerías de agua para hacer un seguimiento de los parámetros, pues aportan información sobre la actividad volcánica de la Isla», comenta. Una de las cosas que le sorprendió del ITER fue la calidad de los equipos que ofrece a sus investigadores: «La verdad es que no pensé que tuviera tantos medios».

Jorge Ballesteros. / María Pisaca
Jorge Ballesteros, el responsable de la robótica y la IA
Jorge Ballesteros, ingeniero en Telecomunicaciones de 45 años, es el responsable de uno de los últimos departamentos creados por el ITER: Robótica e Inteligencia Artificial. Lleva siete años en este instituto, dependiente del Cabildo de Tenerife, y asegura que para las investigaciones que desarrolla su equipo es «fundamental» contar los superordenadores Teide y Anaga, que se encuentran en este mismo centro y están entre los más potentes de España. «Nos centramos en analizar datos y crear aplicaciones para otros departamentos del propio ITER», señala.
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