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Los vecinos se oponen a la reactivación de la cantera de jable de Los Cármenes, en Granadilla

La extracción de este material y la resistencia popular se remonta a 1995

Imagen actual de la cantera de Los Cármenes donde se está comenzando a acondicionar el acceso para extraer jable

Imagen actual de la cantera de Los Cármenes donde se está comenzando a acondicionar el acceso para extraer jable / María Pisaca

Leticia Dorta Lemus

Leticia Dorta Lemus

Santa Cruz de Tenerife

Los Cármenes no es solo el campo de fútbol del Granada. También es el nombre de una de las canteras de jable más emblemáticas de Granadilla de Abona, en el sur de Tenerife. Un LIG (Lugar de Interés Geológico), declarado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), del que se extraía este sustrato para el uso tradicional del cultivo de la papa. Ahora, los vecinos de Chimiche, Las Rosas y el resto de la zona se oponen a la reactivación de esta industria. En la actualidad se procede a acondicionar la zona para comenzar a obtener material que será utilizado para elaborar cemento.

Desde hace tres décadas

La extracción de este material y la resistencia popular se remonta a 1995. Hace 30 años, un grupo de agricultores recogió firmas y paralizó la actividad. En ese momento, se llevaba en barcos a Alemania para uso industrial. Tres décadas y varios episodios extractivos después, se reanuda el expediente de la cantera de Los Cármenes.

Un grupo compuesto por diez colectivos sociales y medioambientales del sur de Tenerife se agrupan para ofrecer resistencia a lo que consideran "una actitud irresponsable de las administraciones públicas, sin sensibilidad para preservar un recurso natural, no renovable, como es el jable", afirma Antonio Cabrera, activista y miembro de la asociación 'Amigos de la tosca y el jable', uno de los colectivos contrario a resucitar esta cantera.

Antecedentes

Cabrera se remontó a los años 70 del siglo XX, cuando se prorrogó la concesión del antiguo propietario a favor de la empresa que actualmente quiere volver a explotar la cantera. Al respecto, existe una ampliación del permiso de extracción en 2023 por parte de la Dirección General de Industria del Gobierno de Canarias. El grupo vecinal no conoce aún el expediente completo. El portavoz explica que "siempre nos ponen pegas para acceder a toda la documentación". "Según la información que tenemos, ahora mismo, tienen prácticamente la autorización para sacar jable. Lo que no entendemos es que la prórroga se convierta en un título habilitante que sustituya a la licencia municipal", afirma.

De esta manera, entienden que el Ayuntamiento de Granadilla de Abona no intervino de forma directa. "Estábamos esperando el expediente para ejercer más presión, pero nos dimos cuenta de que la ampliación de los plazos venía acompañada de una licencia que les permite extraer el sustrato de la cantera", declara Cabrera. Añade que la tramitación de la declaración de impacto ambiental la emite la Dirección General de Transición Ecológica y Cambio Climático de la institución regional.

Caso omiso

Una de las mayores preocupaciones del colectivo ciudadano, en voz de Cabrera, es que "ya en 1995, la asociación de desarrollo rural 'El jable' presentó una propuesta en el Cabildo de Tenerife para que la autorización para explotar la mina sureña desapareciera del PIOT (Plan Insular de Ordenación del Territorio). Se quería prohibir que Los Cármenes apareciera en el planeamiento insular con otros usos que no fueran los relativos a la agricultura tradicional". Pasaron tres décadas y la petición, por lo que se demuestra, no se tuvo en cuenta.

Según Cabrera, la aprobación del PIOT de 2002 "permitió que la cantera de Los Cármenes esté situada en el ámbito extractivo, por lo que, en la actualidad, es posible la extracción minera en este lugar. Lo que defendemos es que el jable sea para la agricultura y nunca jamás para hacer cemento", reivindica.

"Atentado medioambiental"

Más allá del "atentado medioambiental", en definición de Antonio Cabrera, la actividad en esta cantera causa problemas al entorno, como "la destrucción del viario de la zona por el tránsito de los camiones o la generación de polvo. La gente está indignada. No vamos a parar", añade. La trayectoria de la mina recuerda a una historia interminable con varias paralizaciones a lo largo de los últimos 30 años.

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