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La Virgen de Candelaria regresa a casa: vino de verde y se va de azul turquesa

La procesión marca el inicio de los actos que la llevarán a la Villa el mediodía de este sábado

La Virgen de Candelaria retorna a la Basílica

María Pisaca

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Santa Cruz de Tenerife

Día de mucha concurrencia en la iglesia matriz de La Concepción, coincidiendo con el último día de la peregrinación de la Virgen de Candelaria, que comenzó el sábado 12 de octubre.

De la finalización de un libro antes de pasarlo a imprenta, en la última hoja incluiría el recordatorio de que este 24 de octubre es festividad de San Antonio María Claret. No solo el fundador de los claretianos que regentan la iglesia del Pilar, sino que el mismo misionero predicó en el púlpito de La Concepción antes de seguir a Gran Canaria, como recordó el también vicario de la visita de la Virgen, Juan Manuel Yanes.

Entre los grupos que pasaron en la última mañana de la Patrona en Santa Cruz, los incondicionales y habituales de Los Realejos, y también la presencia inusual de un centenar y medio de mayores llegados de Valsequillo, en Gran Canaria, isla de donde era natural el “amigo predilecto” de la Morenita, Jesús Mendoza.

Misa de despedida

La iglesia no se dio tregua. A las seis de la tarde, a una hora de la salida en procesión a la plaza de España para la misa de despedida, misa de aniversario por Domingo, en una celebración que desbordaba el templo.

Entre los visitantes que esperaban que comenzara el traslado, la banda de música Unión y Amistad. “Llevamos ocho años ensayando ‘temporalmente’ en el mercado de La Salud, al lado de batucadas de comparsas y canciones de murgas, en un local en donde no cabemos. Le hemos pedido mil veces volver al Suroeste, pero la excusa es siempre la misma: no hay local”.

Juan Manuel Yanes aprovechó el quórum para invitar a la gente a “vivir como Dios quiere” y cuestionó en la homilía de las seis a cuantos dicen que dejan a sus hijos que elijan cuándo se quieren bautizar. “¿Esperamos a los 18 años para preguntar a los hijos a qué médico quieren ir?”, se interpeló el párroco, para invitar a que dure la experiencia vivida estos días, en previsión de qué se va a encontrar la Virgen cuando regrese a Santa Cruz dentro de 14 años.

La Virgen de Candelaria se despide de Santa Cruz de Tenerife

María Pisaca

En el banco del recién restaurado retablo de María de la O, una visitante se revolvía y preguntaba: “¿Esto es una misa y luego hay otra?”, en referencia a la que iba a presidir el obispo a las ocho en la plaza de España, con motivo del inicio del regreso a casa de la Morenita. “A mí es que las aglomeraciones me agobian”, comenta la misma visitante, que admite que se le pusieron los pelos de punta cuando el cura dijo que la Virgen volverá a Santa Cruz dentro de 14 años. “¡Cómo pasa el tiempo!”. Y empieza a sacar cuentas de las visitas que ha hecho la Patrona desde 1995, aunque el decreto se estableció en 2001.

Domingo Perera, ajeno al bullicio que se auguraba por la tarde, prefirió ir a ver a la Virgen por la mañana. “Yo no tengo fe. Tengo mucho cariño por la Candelaria y mucho sentido de pertenencia. Debe ser por eso que no entiendo tanta gente subiendo al altar a sacarse una foto o hacerse un selfie. Para mí la iglesia es sinónimo de recogimiento”, admite, sorprendido por la cantidad de personas que pasaron en la mañana por el templo. “¡Y chiquito negocio se tienen montado!”, advierte.

La Concepción, abarrotada

A media hora de que comience la procesión, no cabe un alma en La Concepción. Y no ha acabado aún la misa previa al traslado de la Patrona en procesión rumbo a la plaza de España.

También en los bancos del retablo se hace un corro durante la comunión. Las recomendaciones del cura abren un debate. “Me parece bien lo que dice. Este cura es de los míos”, confía a otra que asegura que se crió en los bancos de la iglesia, porque en una de ellas trabajaba su padre. De fondo, una armónica con un cover de cantos de iglesia. Y los más incondicionales y atrevidos se lanzan a entonar El Pescador de Hombres, que tanto gustaba al santo Juan Pablo II.

La Virgen de Candelaria, en la plaza de España

La Virgen de Candelaria, en la plaza de España / E. D.

No había finalizado la misa y, antes de comenzar el repique de campanas que anuncia el inicio de la procesión, ya estaba en la puerta Domingo Pérez Hernández, de La Laguna, el único peregrino que acompañó a la Patrona descalzo cuando vino de Candelaria a Santa Cruz. Con su sombrero —que parece un expositor en miniatura de la Casa de las Imágenes de la Villa— confiesa que el camino de vuelta lo hace esta vez con zapatos. “Pero dentro de siete años va a La Laguna y yo la espero acompañar otra vez, descansado”.

A las puertas del templo, esperando la salida del trono, las concejalas del Ayuntamiento de Santa Cruz del equipo de gobierno Belén Mesa y Purificación Dávila, que reconocen su admiración por los periodistas. “Los compadezco porque tienen que resumir y contar un pleno como el de este mediodía... Así fueron las cosas, que lo más importante que encontraron fueron las recomendaciones de la ropa dadas por Protocolo para ir a los actos”, cuentan mientras se ríen. “Fue horroroso. Te lo perdiste”.

Los fieles acompañan a la Virgen de Candelaria en su retorno a la Basílica.

Los fieles acompañan a la Virgen de Candelaria en su retorno a la Basílica. / E. D.

A falta de cinco minutos para que comience la procesión, acaba la misa. El cura, con quince días de ejercicios espirituales con las visitas a la Patrona, lanza tres vivas a la Virgen de Candelaria que retumban hasta la plaza de España.

A la puerta principal llega el alcalde y se suma a sus dos concejalas. Antes de las escalinatas de acceso al templo, dos ediles socialistas, a la derecha. El regidor miró a la izquierda para saludar a unas vecinas y siguió al interior, de donde iba a partir la imagen.

La Virgen de Candelaria parecía levitar sobre una nube de móviles que la enfocan, mientras Dailos Rodríguez entonaba un canto que concluyó con los preceptivos vivas a la Patrona.

Francis despidió a la Virgen de Candelaria en 2018 y la recibió, como Laura, siete años después. Ella encarna cada Carnaval al entrañable personaje de La Lecherita. “Yo soy muy chicharrero y lo que toca ahora es cuidarla. He venido a verla cuatro veces”, confiesa con el cariño que la caracteriza.

Suenan las campanas. La comitiva sale bajo el campanario. El trono enfila precisamente la calle Candelaria rumbo a la plaza de España, donde se celebra la misa de despedida.

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