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Fuente del Bardo: dos pueblos y un solo barranco

La tierra se quiebra grandiosa para establecer la frontera natural entre Los Realejos y San Juan de la Rambla

Tenerife vaciada: Fuente del Bardo (San Juan de la Rambla)

El Día

Leticia Dorta Lemus

Leticia Dorta Lemus

El abuelo de Socorro León distinguía fácilmente qué agua era de la Fuente del Bardo y cuál no. Tanto, que un día le ofreció un barrilete de otro manantial y el hombre le dijo: "Niña, a un hombre que está encamado no se le engaña", cuenta León para definir la calidad del agua del lugar. Ese manantial tan preciado por su abuelo ya no existe. Fue sepultado por la construcción de la carretera TF-344, vía que une el caserío con San Juan de la Rambla por un lado, y Los Realejos por otro.

Frontera natural

En Fuente del Bardo la tierra se quiebra grandiosa por la erosión del agua y establece una frontera natural, un bosque hundido de transición entre tabaibal-cardonal y laurisilva, que está a medias de los dos municipios del norte de Tenerife. Esa gran herida es el barranco de Ruiz. Una grieta que protagoniza una orografía complicada, pero que no dificulta un crecimiento poblacional moderado. Son más de 50 habitantes. Hace diez años, en 2015, eran 34.

Socorro León vive en Fuente del Bardo. Siempre residió allí y lo dice a boca ancha, con unos labios rojos perfectamente delineados. Es salerosa y al gesticular, destacan sus uñas que parecen diseñadas para la ocasión. "Aquí no hay ni dónde comprar un kilo de azúcar", bromea. Explica que, a veces, echan de menos tener las cosas cerca, pero el coche lo acerca todo. Lo cierto es que las carreteras para llegar a Fuente del Bardo están en buen estado. Eso facilita que el panadero lleve el pan hasta la puerta de casa, previo anuncio de su llegada haciendo sonar la pita de su vehículo.

La cultura social de lavar

Ahora se está ejecutando la mejora de la vía que sepultó la fuente que da nombre al núcleo. "Guardamos tantos recuerdos en torno a la Fuente del Bardo. Todo el mundo iba a lavar ahí", cuenta Socorro León. La cultura del agua en Tenerife encierra hábitos cotidianos que ya apenas existen. Ir a lavar, un acto de reunión y de socialización, quedó relegado a las anteriores generaciones que asumían esta acción como un momento de recreo, más allá de una tarea doméstica.

Además del agua, Socorro León menciona el pastoreo de cabras como una de las principales actividades de sus abuelos. Cuenta cómo, desde muy pequeña, ayudaba en las tareas con el ganado e iba caminando desde Fuente del Bardo hasta Santa Catalina (costa de La Guancha) y el casco de San Juan de la Rambla. "La vida del campo siempre fue muy dura. Porque antes no había todos los adelantos que hay ahora, querida", apostilla. A pesar de la dureza, presume de sacar adelante a la familia y de tener seis nietos y una biznieta. De todos ellos hay fotos en la entrada de su casa.

"Gente de parrandear"

"Siempre hemos sido gente alegre, de parrandear", sonríe. Entonces, menciona a Los Alzados, un grupo folclórico de Los Realejos muy popular en la zona. Y además de parrandas, León habla de la caza. Sus dos hijos practican esta actividad. Lo deja patente enseñando las cabezas de muflón que cuelgan en las paredes de su casa. También muestra orgullosa los productos que le da su tierra, con unos buenos bubangos que adornan la mesa. Es todo amabilidad.

El asentamiento de Fuente del Bardo ofrece una vista privilegiada del sistema de cultivo del norte de Tenerife. Está enclavado en el paisaje protegido de Los Campeches, Tigaiga y Ruiz y a través de terrazas, distribuidas en diferentes alturas, se observa cómo una tierra agradecida da todo lo necesario para sobrevivir. Son auténticos palcos de agricultura. "Como aquí no se vive en ningún lado", argumenta Socorro León aludiendo a la tranquilidad del lugar. Está de acuerdo con esta premisa Yurena García León, que regenta el restaurante El Andén, el único del barrio.

El Andén

Socorro León presume de los pollos asados de El Andén. El establecimiento toma su nombre de la calle en la que se ubica: una extremada pendiente que pondría a prueba a cualquier corredor de montaña. García León tiene 32 años y también vive en Fuente del Bardo, siempre vivió allí. La joven pela ajos para los preparativos del almuerzo y muestra orgullosa, con sus delicadas manos blancas, los aguacates de la cosecha de su padre. "En esta tierra se da de todo", dice orgullosa. Tiene dos hijos que se están criando en Fuente del Bardo.

Yurena García León no piensa en establecerse en otro lugar y considera que este es un buen sitio para crecer. "Todos nos criamos aquí y estamos bien. Tengo muy buenos recuerdos de mi infancia, pasando mucho tiempo en el monte con mi abuelo", recuerda. Asegura que los jóvenes vuelven a vivir al caserío, incluso venden sus propiedades en zonas más habitadas para retornar. La muestra para García León es que, cada mañana, bajan por la calle del restaurante dos guaguas de niños para acudir al colegio.

Si no llega Titsa, llega el taxi

La calle inclinada de El Andén es la vía principal para adentrarse por el caserío. Arriba y abajo se pasea un furgón blanco. Es un taxi que el Ayuntamiento de Los Realejos puso como servicio de transporte público, ya que Titsa no llega hasta Fuente del Bardo. Se puede usar el mismo sistema de pago que en los vehículos del Cabildo de la Isla.

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