Decenas de personas se manifiestan frente a un blindado Santiago Martín y al grito de "Boicot a Israel"

Tarde sin precedentes en la historia del CB Canarias. Calles cortadas, accesos vigilados y un Santiago Martín desierto en el duelo entre La Laguna Tenerife y el conjunto israelí Bnei Herzliya, correspondiente a la segunda jornada de la Basketball Champions League, apenas 48 horas después del histórico acuerdo de paz que pone fin a dos años de conflicto en Gaza.

La manifestación convocada por el colectivo BDS Tenerife cobró protagonismo en la tarde de este martes frente al fortín canarista coincidiendo con el encuentro continental entre los de Txus Vidorreta y el Herzliya israelí. Bajo el lema «Por genocida, fuera Israel de la Champions League», alrededor de 200 personas se concentraron en la calle Las Mercedes, en los aledaños del recinto deportivo de Los Majuelos, para expresar su rechazo a la presencia del equipo de Oriente Medio en la competición europea y denunciar lo que consideran «la complicidad del genocidio a través del deporte».

La protesta, convocada en redes sociales por el movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones), se llevó a cabo de forma completamente pacífica, sin incidentes ni altercados, aunque sí con un notable despliegue policial que blindó los accesos al pabellón canarista. Los manifestantes corearon consignas como «Boicot a Israel» y «Palestina vencerá», acompañadas de una intensa cacerolada que se extendió durante buena parte de la tarde. La convocatoria de la manifestación frente al pabellón fue, junto con el apoyo institucional, uno de los principales motivos por los que el encuentro se jugó a puerta cerrada.

El dispositivo de seguridad fue visible desde primeras horas de la jornada, especialmente en los alrededores del Santiago Martín, donde los agentes establecieron un amplio cordón policial que impidió el acceso de vehículos y curiosos a las inmediaciones del recinto. El aparcamiento principal del pabellón quedó cerrado, y se instalaron controles en las calles adyacentes para garantizar que la concentración se desarrollara sin incidentes.

A pesar de la tensión inicial que generó la convocatoria, la protesta transcurrió en un ambiente tranquilo, con presencia de pancartas, banderas y megáfonos, pero sin altercados ni enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. El acto se prolongó por algo más de dos horas, finalizando poco después del comienzo del encuentro.

Las medidas de seguridad no se limitaron al entorno del pabellón. Desde este lunes, los alrededores del hotel Taburiente, en Santa Cruz de Tenerife, donde se alojaba la delegación israelí, estuvieron fuertemente custodiados por unidades policiales.

Pese a ello, todo transcurrió con absoluta normalidad. El Bnei Herzliya pudo cumplir con su agenda habitual, ejercitándose en el Santiago Martín como marcan las normas FIBA y desplazándose sin problemas. Algunos jugadores incluso fueron vistos paseando por la capital tinerfeña durante la mañana, sin que se registraran incidentes ni tensiones.

Por la tarde, el equipo de Oren Aharoni partió desde el hotel hacia el pabellón antes de las 18:00 horas –con mayor antelación de lo habitual–, en una guagua escoltada por la Policía Nacional. A esa hora, las calles adyacentes al recinto lagunero, prácticamente vacías, permitieron a la expedición israelí llegar sin contratiempos al Santiago Martín.

En el plano deportivo, el partido se jugó finalmente sin público, una medida que ha generado malestar entre buena parte de la afición aurinegra. Numerosos abonados y seguidores del Canarias expresaron en redes sociales su descontento con la decisión de disputar el encuentro a puerta cerrada, criticando que el club aurinegro cediera a la presión y lamentando no poder apoyar al equipo en un duelo de competición europea.

No hizo mella, eso sí, la ausencia de público en lo desplegado sobre el parqué. El equipo de Txus Vidorreta no echó en falta el empuje de los suyos para apalizar en un blindado Santiago Martín al Bnei Herzliya, con una superioridad canarista evidente en todas las facetas del juego que le permite conservar su condición de invicto en la Basketball Champions League.

La manifestación se disolvió sin altercados una vez iniciado el partido, bajo la supervisión de la Policía Nacional y la colaboración de los propios organizadores. Los manifestantes insistieron en su mensaje contra lo que consideran «el blanqueamiento del régimen israelí a través del deporte internacional». En definitiva, la cita dejó un delicado equilibrio entre deporte, política y seguridad.