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El nuevo plan del Teide sale adelante sin el respaldo de la ciencia canaria: "Su trasfondo es económico, la conservación queda en segundo plano"

Todos los representantes científicos del Patronato, a excepción del IAC, votaron en contra del nuevo PRUG del Parque Nacional, mientras que el director actual se abstuvo

Visitantes en el Parque Nacional del Teide.

Visitantes en el Parque Nacional del Teide. / Arturo Jiménez

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Santa Cruz de Tenerife

El proyecto de Plan Rector de Usos y Gestión (PRUG) del Parque Nacional del Teide seguirá adelante sin el beneplácito de la ciencia canaria. El nuevo texto no se ha ganado el favor de los científicos canarios que coinciden en que la norma no protege la única y ya mermada biodiversidad de la cumbre de Tenerife, sino que prima los valores turísticos y económicos de un ecosistema en grave estado de conservación. Las financiación del plan así lo corrobora: tan solo destina un 18% de sus fondos al Programa de Conservación y apenas un 1% a la investigación, frente al más del 57% dedicado a la gestión de sus usos turísticos, deportivos y de ocio. 

El pasado 29 de septiembre, una tensa reunión del Patronato del Parque Nacional del Teide culminó con su visto bueno al proyecto de PRUG que aspira a reemplazar el vigente de 2002. Los votos a favor provienen de los representantes políticos, concejales y miembros del Gobierno de Canarias y Cabildo de Tenerife, y el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). 

Quienes se opusieron a la nueva normativa fueron científicos, ecologistas, asociaciones de guías y montañeros. En la lista están la Universidad de La Laguna, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), los grupos ecologistas y conservacionistas (Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Canaria [ACBC] y Atan), la Federación de Montaña, los guías turísticos y el Organismo Autónomo de Parques Nacionales. Por su parte, el actual director del Parque, Manuel Durbán, se abstuvo. 

"Se invierte la finalidad"

¿El motivo? "El trasfondo de la norma es el aprovechamiento económico, y no la que debería primar en un Parque Nacional a nivel mundial, en los que su primer mandamiento es la conservación". Con estas palabras se manifiesta el doctor en Biología José García Casanova, que fue miembro del Patronato entre 2019 y 2024. "Según la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) estos lugares emblemáticos deberían priorizar la conservación geológica, de flora y fauna y las interacciones que existen entre ellos", revela García, quien sin embargo insiste, que en este PRUG "se invierte la finalidad" de la figura del Parque Nacional. 

Con él coincide la representación del CSIC en el Patronato, liderado por el delegado del organismo en Canarias, Manuel Nogales, quien afirma que en esta norma se ha producido "una degradación en el estándar de conservación con respecto al proyecto de PRUG" que se lleva trabajando desde 2022. 

"Es un documento frustrante", sentencia el director de la Fundación Telesforo Bravo Jaime Coello, que critica que todo el esfuerzo que se ha hecho desde 2022 haya caído en saco roto. "El borrador de PRUG anterior fue muy contestado, pero porque tuvo una importante difusión y salió a información pública, donde recibió miles de alegaciones", explica Coello, que considera que este nuevo borrador supone una "regresión" en la conservación con respecto a lo que se había avanzado en el anterior. 

Para los científicos, los objetivos que se marca esta nueva normativa distan mucho de las necesidades del Parque en un momento donde el ecosistema está sufriendo una importante merma debido a tres factores que se alimentan: la presión antropogénica (especialmente por el turismo), las especies invasoras y el cambio climático. Además, cuando hace alusión a alguno de estos problemas, a juicio de los científicos, su redacción es vaga o poco concreta, cuando no se establecen medidas que ya han demostrado ser del todo ineficaces. 

Las especies invasoras

Una de las principales preocupaciones de los científicos es la gestión de especies invasoras. En el Parque Nacional conviven varias que están haciendo mella en su salud: muflones, conejos, ratas, ratones y gatos. A ellos se le añade la presión de las abejas melíferas que se llevan de forma consciente cada año al Parque y que diversos estudios, desarrollados en el propio Teide, ya han demostrado que producen un daño ecológico en el entorno, desplazando a los polinizadores nativos, que son los que garantizan los procesos de reproducción de las plantas.

En este sentido, el PRUG establece medidas de control y erradicación del muflón –a cinco años vista– y del conejo –para limitar su densidad–, pero en ninguno de los dos casos subyace una "estrategia clara" para hacerlo posible. Así lo afirma el CSIC, que afirma que en el caso del muflón, que se introdujo en el Parque en 1971, "se continúa" con el mismo modelo de control poblacional que se puso en marcha en 2002. "Si tiene las mismas acciones que el PRUG que ya estamos despidiendo podemos pensar que el resultado va a ser similar", lamenta García. 

El CSIC afirma que la erradicación del muflón es un objetivo técnicamente viable en Tenerife, pero sin un marco de gestión detallado y definido "no se garantiza". A esto se suma que los cinco años de margen que ha establecido el documento son demasiados. "Para las plantas es una mala noticia, necesitan una solución mucho más urgente", añade Coello. 

Una situación similar ocurre con los conejos, para los que, aunque se exponen medidas y un propósito de limitar su densidad, no se establece cómo exactamente. En concreto, el nuevo Plan Rector prevé medidas preventivas y de erradicación en vallados de exclusión, plantea métodos de evaluación de la densidad y menciona los métodos para el control, pero no establece un plan para llevarlo a cabo ni tampoco para mantenerlos a raya a lo largo del tiempo. 

"En el siglo pasado, los conejos se controlaban de manera natural cuando llegaba el invierno", explica Juana María González Mancebo, bióloga de la Universidad de La Laguna y una de las representantes de las asociaciones conservacionistas en el Patronato, que señala que muchos de estos animales eran incapaces de soportar el frío y acababan muriendo. Sin embargo, con el aumento de temperaturas debido al cambio climático y los inviernos mucho más suaves, este control natural ha dejado de funcionar. 

Para ratas, ratones, palomas y gatos la mención es aún más vuelapluma. Se establece como objetivo el control de palomas, la erradicación de ratas, ratones y gatos y la recogida de perros, pero para los científicos esta necesidad requiere de un "plan de control detallado" que, como explica Nogales, "permita desarrollar y evaluar con métricas precisas su implantación". Además, insiste, es necesario investigar más sobre el impacto que está teniendo en la fauna nativa y limitar la generación de residuos. 

La mitad del retamar perdido

El claro impacto de la fauna exótica se ve reflejado en el estado actual del retamar (Spartocytisus supranubius) que ha retrocedido un 54% entre finales de los 80 y 2024. "Esto significa que más de la mitad de la cobertura ha desaparecido", insiste González, que explica que esta especie tiene relevancia porque se considera una especie "paraguas" de cuya existencia dependen otras muchas. En este sentido, a los conejos, por ejemplo, "les encanta la retama porque son una leguminosa, es decir, de la familia de las habichuelas". "Se comen las plantas jóvenes enteras, desaparecen enteras. Por eso el daño lo vemos en las grandes, pues se comen las ramas bajas", sentencia. 

Y es en el retamar donde también se ve el impacto de otra especie introducida –aunque esta vez de manera periódica–: la abeja melífera. El PRUG mantiene la actividad tradicional apícola, permitiendo un máximo de 2.000 colmenas, cifra a la que se llegará después de cuatro años reduciendo el número máximo que a día de hoy se establece en 2.600. "En el PRUG de 2022 se establecen 1.200 colmenas, y ya nos parecía mucho, ahora estamos hablando de 2.000", critica González. 

"Está extensamente demostrado que las abejas de la miel (Apis mellifera) compite con las especies nativas por los recursos florales, tienen la capacidad de introducir enfermedades que afectan a otros polinizadores e impactan en la reproducción de la flora", sentencia Nogales. En concreto, las abejas melíferas, en su función como polinizadoras, siempre suelen acudir a la misma planta y, por tanto, el mismo polen. Eso provoca que no haya intercambio genético. Sin este intercambio, la retama del Teide no puede producir las semillas porque no se puede fecundar a sí misma. "Los polinizadores nativos visitan eficientemente las diversas flores y plantas, asegurando el cuajado de sus semillas y este proceso garantiza que el ecosistema pueda evolucionar en buenas condiciones ecológicas", insiste González. 

Para más inri, el plan tampoco contempla la elaboración e implementación de planes de conservación o recuperación de especies, pese a tener un total de 12 especies catalogadas como vulnerables y otras 3 en peligro de extinción en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. De hecho, solo menciona el mantenimiento de medidas de conservación del cardo de plata (Rhaponticum canariense). 

Más pruebas deportivas

Pese a la falta de medidas claras para la conservación del Parque y al estado crítico en el que se encuentra su biodiversidad –que es uno de sus valores clave–, este PRUG se muestra permisivo con cierto tipo de actividades que, en la práctica, tienen un importante impacto en el medio natural. 

La principal crítica del sector científico se centra en la gestión del turismo. "Estamos en retroceso en cuestiones de conservación y uso público", lamenta Coello, que recalca que el PRUG plantea una solución "incompleta" al sobreturismo al no establecer claramente el sistema de movilidad sostenible –aunque el Cabildo haya anunciado medidas específicas fuera de él–, realiza un "indulto" al Teleférico y aumenta los usos del Parque.

Esto último, abre la puerta a los macrorodajes cinematográficos, el ciclismo por ciertas pistas–hasta ahora prohibido–, la posibilidad de tocar instrumentos musicales y la celebración de más pruebas deportivas que, en definitiva, "van a aumentar la presión sobre la biodiversidad del Parque". 

Los investigadores también critican el "indulto" al Teleférico que, según el PRUG de 2022, debía desmantelarse para 2037. Una vez acabara la concesión administrativa actual. "El nuevo texto abre la puerta a renovar dicha concesión y elimina cualquier alusión al desmantelamiento", indica Coello. 

La situación límite en la que se encuentra el Teide agrava, a ojos de los científicos, el debate. "Deberíamos ser exquisitos con el Teide y las actividades que se permiten en él", insiste González, que advierte "si no aprovechamos esta oportunidad para tomar medidas, el Teide acabará convirtiéndose en un desierto". 

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