Tenerife celebra las hogueras de San Juan más esperadas tras dos años de prohibiciones

María Jiménez, en Santa Cruz, y Tacoronte recuperan la tradición, mientras Puerto de la Cruz traslada la fiesta de Playa Jardín a Martiánez. La capital aúna el sabor de pueblo que contrasta con el multitudinario baile, sin fuego, de Los Charcos en Valleseco.

Hogueras de San Juan en María Jiménez

María Pisaca

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Santa Cruz de Tenerife

Los municipios tinerfeños disfrutaron de las hogueras que protagonizan la Noche de San Juan con especial brío, después de dos años de prohibiciones impuestas desde el Cabildo insular. En esta edición, el consenso entre las autoridades tinerfeñas y las diferentes asociaciones y comisiones de fiestas se tradujeron en una apertura que permitió al pueblo de María Jiménez, a la entrada de Anaga por Santa Cruz, y al barrio de San Juan, en Tacoronte volver a celebrar sus fogaleras de forma legal.

La oferta por San Juan en Santa Cruz se polarizó en Anaga y en el Suroeste. En el primer distrito, por partida doble, del espíritu de barrio y sentimiento de orgullo de pertenencia del que presumió María Jiménez al carnaval en el que se convirtió la fiesta de Los Charcos, en Valleseco, con una pasarela de entrada que parecía la calle del Castillo un Lunes de Carnaval. También en el Distrito Suroeste de la capital Acorán celebró a su patrono con baile y hoguera.

Comarca Norte

En Tacoronte, otro de los pueblos damnificados por la prohibición de los últimos años dictada por el Cabildo de Tenerife, se recuperó la hoguera en el barrio que lleva el nombre del santo que se celebra este 24 de junio, la única autorizada, más allá del punto de encuentro para familiares y amigos en la playa de playa de La Arena, en Mesa del Mar. El motivo de este cambio de parecer, que se trata de una celebración que se enmarca en la tradición del pueblo, según ha admitido después de dos años la consejera del Medio Natural, Blanca Pérez.

Fiesta de San Juan en Los Charcos de Valleseco

María Pisaca / El Día

Otra de las novedades de esta edición, el cambio de emplazamiento de la fiesta en Puerto de la Cruz, que se trasladó de Playa Jardín a Martiánez, una nueva ubicación que se eligió por responsabilidad dado que estas celebraciones generan mucha basura tanto en la zona de arena como en la orilla y no era lógico que acabante de abrir se someta a este entorno con esta celebración, explicaron las fuentes municipales consultadas.

Especial mención para Icod de los Vinos, localidad que custodia la tradición de los hachitos que se desarrolla en los barrios de Los Canales, El Amparo y la playa de San Marcos. Consiste en cientos de latas colgadas por alambres y rellenas de combustible con una mecha que son colocadas de forma estratégica, formando un gran corazón y una cruz de cuatro metros. Esta tradición se calcula que se remonta a la década de los años veinte del siglo XX.

En Garachico la playa de El Muelle se convirtió en punto de peregrinación para cumplimentar otra de las tradiciones, como ocurre con el baño de la Noche de San Juan, en una localidad donde también se conmemoró al santo en La Caleta y San Juan del Reparo. 

Área metropolitana

En el área metropolitana de Tenerife, de nuevo el municipio de El Rosario se quedó este año sin la hoguera flotante que organizaba en Tabaiba. El motivo, las autoridades locales siguen a la espera de que costa abra el frente litoral de esta zona, uno de los polos de atracción más relevantes hasta su cierre el año pasado.

Ambiente que presentaba la playa de Punta Larga en la víspera de San Juan.

Ambiente que presentaba la playa de Punta Larga en la víspera de San Juan. / El Día

En la cercana playa de Punta Larga, sin música ni hogueras, centenares de vecinos y visitantes se reunieron en esta zona, donde primó un ambiente muy familiar en una imagen propia de un almuerzo en el monte, salvo que se desarrolla en el litoral de la villa.

En Granadilla, dos hogueras institucionales, música en directo y pasacalles, en los núcleos costeros de El Médano y Los Abrigos en una celebración que arrancó a ocho de la tarde-noche con un pasacalles a lo largo del paseo de El Médano, desde Playa Chica hasta la plaza central, animado por las comparsas y batucadas Kuliquitacas del Sur y Guajeiros & Aborasau.

Estas formaciones también secundaron la fiesta en Los Abrigos. En El Médano, música en directo con DJ Renzo El Selector, y el grupo Miss Band, que animaron la velada hasta la medianoche.

Traslado de San Juan por las calles de Arona.

Traslado de San Juan por las calles de Arona. / El Día

En Arona, fiesta de San Juan por partida doble que fue amenizada por los grupos Aparrandados y Acorde y Dj David Pérez en la plaza de la Pescadora. Sobre las ocho comenzó el pasacalle de San Juanito, desde la avenida Los Playeros –a la altura del Kiosco Pepón– hasta la plaza de la Pescadora y ya a las 21:30 horas se procedió al encendido la hoguera municipal en la plaza de Los Cristianos. 

En Guargacho, celebración también con motivo de San Juan en el polideportivo de la urbanización Virgen del Carmen.

El caso de María Jiménez

En el pueblo de María Jiménez, a la entrada de Anaga por Santa Cruz, se vivió la víspera de San Juan con especial expectación. Tan importante es esta celebración para sus vecinos que, después de dos años de prohibiciones, los jóvenes de la zona, de edades comprendidas entre 19 y 29 años, se organizaron en una nueva asociación de vecinos para, entre otros objetivos, recuperar las tradicionales hogueras.

Al frente, César Castellano, que ha contado con la colaboración de Edey Fernández, de Los Valles, o Belén Castellano, quienes promovieron los contactos tanto con el Distrito de Anaga como con la Consejería de Medio Natural del Cabildo de Tenerife.

Después de un mes de conversaciones, en el que los vecinos anunciaron que este año habría hogueras –«si o si– en María Jiménez, la responsable insular, Blanca Pérez se comprometió a cambiar las prohibiciones y en su lugar fijar restricciones.

Desde el pasado viernes los niños del barrio se entregaron a apilar maderas en el cauce del barranco. Habían transcurrido siete años desde la última vez que se limpió de rabo de gato esta zona, una mejora que llevaron a cabo ochenta operarios de Gesplan en una intervención sin precedentes.

En la plazoleta que se localiza sobre a la boutique del pan, donde hace años Fran Sanz colocó en un tronco ciego una placa que inmortaliza a Chichi, Yanira se organizaba con los jóvenes para la quema de las hogueras. Oficialmente, siete, aunque al final se instalaron algunas más que acabaron redistribuyéndose entre las autorizadas.

La pregunta del millón entre los vecinos era saber a qué hora se prenderían. Hasta que se dictó sentencia en los grupos de whatsapp y de Facebook participados por la mayoría de los vecinos: las nueve y media de la noche.

A las puertas del bar No Me Empujes Antonio, más conocido como Chicharrito, junto a Pedro Siverio Negrón, de familia procedente de Afur, que bromeaban con las noticias emitidas por televisión. «Dicen que este año María Jiménez recupera las hogueras, cuando resulta que el año pasado había más que éste», en referencia a las que se hicieron de forma ilegal.

Corriendo por la calle María Jiménez rumbo a la fiesta de San Juan de Los Charcos, con música pero sin fuego, Javier Suárez Plata y Christian Mapesi, dos de los componentes del grupo Los Macacos, que amenizaron la fiesta junto a Lucrecia, Quimbao La Nuit y la orquesta Wamampy. «Para vivir San Juan hay que venir al barrio», dijo Plata, que regresó a tiempo para ver como a las nueve y media de la noche María Jiménez se encendió. Los bomberos refrescaron los coches que estaban junto al barranco. La bocanada de aire caliente tomó el barrio que respiró con júbilo al recuperar a San Juan.

Los niños llevan a San Juan al fuego de Martiánez

Puerto de la Cruz encendió su noche más mágica del año. A las seis de la tarde comenzó el bullicio en la calle con la salida del muñeco de San Juan, que presidió el trayecto.

Desde el Mercado Municipal hasta la Playa de Martiánez, el muñeco fue llevado en procesión. Pero esta no fue una procesión cualquiera: no fueron adultos quienes lo portaron, sino niños, añadiendo a la escena una ternura y simbolismo que no pasó desapercibido entre los asistentes. Como la sardina en Carnaval, el destino del muñeco estaba fijado: la hoguera.

Antes del anochecer, la playa ya estaba desbordada. Martiánez superó todas las expectativas de aforo, en un claro reflejo del fervor que genera esta tradición. A las 21:00 horas, el grupo Voces en la Distancia transportó a los presentes a la década de los años ochenta en forma de tributo musical que compartieron varias generaciones al mismo compás.

A las diez de la noche la energía se transformó en rito. Las llamas se alzaron en la hoguera. Y el muñeco de San Juan ardía, y con él, los miedos y los deseos encomendados por escrito al fuego purificador. 

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