Miguel Velázquez: el único canario que llegó a ser Campeón del Mundo de boxeo

El toscalero conquistó dos títulos nacionales, uno europeo y la corona mundial ante el tailandés Saensak Mauangsurin

Miguel Velázquez (Santa Cruz de Tenerife, 1944) durante un acto celebrado en la capital tinerfeña.

Miguel Velázquez (Santa Cruz de Tenerife, 1944) durante un acto celebrado en la capital tinerfeña. / Andrés Gutiérrez

Jorge Dávila

Jorge Dávila

Santa Cruz de Tenerife

Es el segundo de media docena de hermanos –tres chicos y otras tres chicas–, nació en una ciudadela del barrio capitalino de El Toscal que se abría al final de la calle Méndez Núñez y se crió en Taco. «En una de las viviendas que daban a la gente pobre o desamparada», precisa sobre su infancia en la barriada de San Luis Gonzaga. En su casa faltaba casi de todo. El día de Reyes, como mucho, desayunaba una naranja con la que endulzaba la ausencia de regalos. «Mi madre, la pobre, nos decía que no sabían la dirección y yo le repetí varias veces... Dásela de una vez porque ya llevamos viviendo unos cuantos años aquí y los Reyes siempre se olvidan de nosotros».  

Estudió lo justo y necesario para ir escapando y entre clase y clase tuvo alguna que otra bronca cuando algún compañero le quitaba un boliche. Mucho antes de subirse a un ring por primera vez trabajó de fogonero y de jornalero en un correíllo, pero lo que a él le gustaba era el boxeo. Soñaba con seguir los pasos de Juan Albornoz Sombrita y Domingo Mena el Huracán de Taco, dos campeones a los que veía entrenar un día sí y al otro también. «Había que poner cabeza para salir adelante y yo puse la cara para llevarme unos cuantos golpes», dice.

"Dígale a Felipe VI que yo fui una leyenda, que se acuerde y me dé uno de esos marquesados"

Miguel Velázquez

— Campeón del Mundo de Boxeo WBC- 1976

No había cumplido los 18 cuando peleó por primera vez. Se llevó a casa diez duros y la certeza de que lo que estaba por llegar no era moco de pavo. A los veinte lo preseleccionaron para las Olimpiadas de Tokio y se ganó el billete peleando en Alemania, Francia y Marruecos. Luego, lo que sucedió en la capital nipona fue por lo menos sospechoso. «Gané, pero perdí... Me hicieron una cabronada», cuenta en relación a su primer combate con el japonés Hoji Yonekura. «El caudillo no era demasiado querido por los árbitros y perdí». Pero ése no fue el único recuerdo que se llevó de su estancia en el país del sol naciente. «Hice un trato con una chica para irme a vivir a Australia, pero antes tenía que ir a la mili».

Los hijos del púgil tinerfeño posan junto a él durante la presentación del documental del director David Cánovas.

Los hijos del púgil tinerfeño posan junto a él durante la presentación del documental del director David Cánovas. / Andrés Gutiérrez

Se alistó y fue destinado al Ministerio del Ejército en Madrid. Todos conocían sus habilidades como púgil y lo inscribieron en los Campeonatos Mundiales Militares de Boxeo que se celebraron en Múnich. Velázquez derrotó en el combate decisivo a un rival llamado Benson y se convirtió en el primer y único español en lograr este título. Luego, cuando tocó pensarse lo de Australia, era demasiado tarde. «No hubo trato», comenta entre risas.

‘El catedrático del ring’

Miguel ya despuntaba como boxeador cuando intentaron reclutarlo para los Juegos de México 68, los mismos que propiciaron el salto del siglo del estadounidense Rober Bob Beamon con 8,90 metros, 55 centímetros más que la marca anterior. Pero ésa es otra historia. La de Velázquez no fue más allá de un tanteo. «Les dije que no iba a México, que yo había venido al boxeo a ganar dinero no a vivir de las limosnas», recuerda el tinerfeño.

Las puertas del profesionalismo se abrieron de par en par para un deportista que llegó a encadenar 73 combates con el resultado de 66 victorias [la mitad por KO], tres empates y cuatro derrotas. Un palmarés en el que hay dos campeonatos de España, uno de Europa y un Mundial WBC. Pero si hay un combate épico en la historia del boxeo español es el que protagonizaron Pedro Carrasco, exmarido de Rocío Jurado, y Miguel Velázquez el 13 de junio de 1969 en el Palacio de los Deportes de Madrid. Estaba en juego el Campeonato de Europa EBU de los ligeros y en las gradas había más de 12.000 aficionados. Se dieron golpes hasta en el carnet de identidad. La pelea duró 15 asaltos y la «ganó» el onubense a los puntos. «Se la llevó porque el entrenador de Pedrito se preocupó mucho para que el juez de aquella noche fuera Perroti... No me haga hablar porque me enveneno... Fue un combate durísimo. Yo acabé, me duché, cogí la bolsa de deportes y me fui andando hasta mi casa de Ventas; él terminó en una clínica matado», precisa El catedrático del ring, que era el apodo con el que se dio a conocer el canario. Las crónicas de los periódicos a la mañana siguiente apuntaban en esta dirección «Carrasco tuvo en Velázquez al mejor aspirante de cuantos se le han enfrentado».

"Me hice taxista, que es la prueba irrefutable de que en el boxeo gané lo justo para sacar a los míos adelante"

Miguel Velázquez

— Campeón del Mundo de Boxeo WBC - 1976

Pocas veces una derrota entregó tanta gloria al vencido, que enseguida recibió una oferta para luchar por el Campeonato de Europa contra el escocés Ken Buchanan, quien desembarcó en Madrid con 33 veladas seguidas ganando e invicto. La noche volvió a ser igual de mítica y larga que la que se vivió contra Carrasco, pero esta vez el triunfo se lo llevó a los puntos el español después de 15 rounds. La senda hacia el título mundial estaba despejada.

El cinturón de los superligeros de la WBC lo peleó contra el tailandés Saensak Muangsurin en Madrid y ese día Miguel Velázquez estuvo cuco. «La pelea no la gané yo, la pelea la perdió él... ¿Me escuchó lo que le acabo de decir?», incide el toscalero. «Me dio un golpe en la nunca cuando había sonado el gong... Entonces pensé, porque a veces los boxeadores pensamos y todo: ¡Miguel, tírate al suelo! Y me fui a la lona. Campeón del Mundo», recuerda. La revancha de Segovia, el 29 de octubre de 1976, no tuvo historia. Velázquez cayó fulminado en el segundo asalto. Muangsurin estuvo demoledor, pero que le quiten lo bailado al único boxeador canario que ha logrado conquistar un Campeonato del Mundo.

A los cuarenta años ganó otra de las peleas de su vida, que fue la de sacarse el Graduado Escolar y comprar una licencia de taxi en Madrid con la que estuvo dando rueda durante más de 20 años. «A otros se la regalaron, a mí no... Me hice taxista, que es la prueba irrefutable de que en el boxeo gané lo justo para sacar a los míos adelante», cuenta sobre la crianza de sus tres hijos: una psiquiatra en Inglaterra, otra abogada en los juzgados de la Plaza de Castilla y un profesor. Eso sí, antes de dar por finalizada la conversación pide un último favor:«dígale a don Felipe VI que yo fui una leyenda del deporte, que se acuerde y me dé uno de los marquesados que está repartiendo», concluye una de las leyendas del boxeo tinerfeño.

El taxista más laureado de España

Mucho antes de que Miguel Velázquez se pusiera al volante del Opel Kadett, su primer taxi en Madrid, el tinerfeño era un coleccionista de títulos y reconocimientos. Y es que al margen de los dos campeonatos de España, el cinturón de Europa y el Mundial, el toscalero fue llenando la vitrina de su casa con recompensas de todo tipo. Dos medallas de plata del Consejo Superior de Deportes (1965 y 1970); una medalla de Oro del Consejo Superior de Deportes (1976); Real Orden del Mérito Deportivo (2005); Hijo Ilustre de Tenerife por el Cabildo (2013); Medalla de Oro de Canarias (2022) y Premio a La Gran Pelea del Centenario de la Federación Española de Boxeo. “Tengo mejor palmarés que alguno de los que le han dado uno de esos marquesados”, dice sin obviar que a él nadie le ha regalado nada. “Todo lo que conseguí fue gracias a mis puños y una fuerza de voluntad que no me permitió rendirme cuando las cosas se pusieron feas”, cuenta un deportista legendario: Medalla de Oro en el Campeonato del Mundo Militar (octubre de 1965); Campeonato de España del Peso Ligero (23 de diciembre de 1967 al 9 de noviembre de 1968 / 321 días); Campeonato de Europa EBU del Peso Ligero (29 de enero de 1970 al 31 de junio de 1971 / 548 días); Campeonato de España del Peso Ligero (20 de abril de 1975 al 31 de julio de 1975 / 102 días) y Campeonato del Mundo WBC (30 de junio de 1976 al 29 de octubre de 1976 / 121 días). Además, El catedrático del ring tiene la insignia de oro y brillantes del Atlético de Madrid, aunque él tiene una explicación sobre este hecho. “Yo soy de todos los equipos de Madrid, de todos…”, incide justo antes de aclarar lo sucedido. “Un día me llamaron para que hiciera el saque de honor en el Vicente Calderón. Jugaban Atlético y Granada y sólo estaba previsto que le diera una patadita al balón… Yo se la di, pero antes de salir del campo un señor que no recuerdo bien quién era se quitó su insignia y me la entregó. Eso no estaba programado”, cuenta el santacrucero.  

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