Desprendimiento en Tenerife: «La piedra entró a casa como un misil; menos mal que no estábamos»

«La piedra entró a casa como un misil; menos mal que no estábamos dentro». Adrián Gil vivió el día después de que una piedra de casi dos toneladas destrozara su casa en Bajamar, en la costa de La Laguna, en medio de una gran contradicción. Estaba «feliz» porque ni él ni su hija de 11 años estaban en la vivienda en el momento en que cayó la piedra, pero al mismo tiempo «aturdido» por lo que pudo pasar y «preocupado» por la incertidumbre que se abre ahora sobre qué pasará con la casa y si el seguro cubrirá gastos.

Por lo pronto, este joven tinerfeño se está quedando en la casa de sus padres junto a su pequeña. Y admite que ha tenido suerte pues en condiciones normales habría estado en casa. «Un martes por la tarde suelo estar en mi vivienda con la niña pero este martes me ausenté porque tenía que hacerme una resonancia. Justo estaba en el hospital cuando empezaron a llegarme mensajes que me alertaban de que una gran piedra se había precipitado sobre mi casa», recuerda.

De haber estado allí, todo lo que hubiera podido ocurrirles habría sido «muy malo», admite. La piedra se desprendió, seguramente por las lluvias que dejó la borrasca Olivier, de la montaña que está justo detrás de su casa, en la urbanización Neptuno de Bajamar, al lado del hotel del mismo nombre que lleva años abandonado. «Entró recta por la cocina, provocó un enorme boquete, destruyó todo a su paso y vino a detenerse en el balcón», cuenta mientras no para de hacer gestiones y recibir llamadas.

Ayer mismo el Ayuntamiento había apuntalado la estructura del inmueble, una especie de chalé que mira al mar, se alonga al acantilado y está dividido en cuatro viviendas. También había tapiado el boquete con una chapa. La casa de Adrián Gil fue la más afectada. pero las familias de las otras tres viviendas tampoco pueden regresar todavía a su hogar hasta que los técnicos certifiquen que no hay ningún riesgo. «La verdad es que no se qué va a pasar. Es la primera vez que me ocurre algo parecido. Es algo que no tiene muchos precedentes. Y mi hija tiene el colegio cerca de casa», manifiesta con gran preocupación.

Sí es cierto que el mismo Adrián Gil y otros vecinos habían escuchado desprendimientos en una zona muy escarpada de la costa lagunera. Nunca, sin embargo, pensaron que una piedra enorme pudiera meterse en una casa como ocurrió este martes a eso de las 19:00 horas. «Sí habíamos escuchado desprendimientos pero más bien hacia la costa, no tan arriba como esta vez».

Mientras se sobrepone del susto, recopila documentos, vídeos de los destrozos y todo lo que sea necesario para que el seguro cubra los graves desperfectos. «Estoy preocupado porque no tengo medios económicos para afrontar semejante gasto», explica, para añadir: «Espero que el seguro, tanto el del edificio con la parte exterior como el de mi casa con la parte interior, se haga cargo de todo. Pero ya empiezan a decirme que no ven a dónde agarrarse para darme cobertura al ser un hecho tan específico». El Ayuntamiento de La Laguna les ha ofrecido toda la colaboración, incluido un alojamiento de emergencia en el caso de que lo necesiten, tanto a Adrián como a las otras tres familias que siguen desalojadas.