Educación
90 años de historia del Andrés Bello, el primer instituto de Santa Cruz
Los responsables del centro de enseñanza chicharrero recuperan los documentos de su amplio legado desde su creación en 1935

Instituto Andrés Bello / Andrés Gutiérrez
Un libro de actas de exámenes del año 1960 es el documento más antiguo que se conserva en el archivo. Abriendo uno de los volúmenes a boleo destaca una lista con las notas de 23 alumnos del primer año. Solo uno sacó matrícula de honor. El resto, no apto, aprobado o notable. Son como las llaman los profesores las «catacumbas» del Andrés Bello, el instituto más antiguo del municipio de Santa Cruz de Tenerife. Este centro educativo emblemático se encuentra cerca del Parque La Granja, entre las calles Simón Bolívar y Benito Pérez Armas, acaba de cumplir su noventa aniversario.
Noventa años de historia reposan entre las estanterías de un archivo con un incontable número de documentos. Muchos de ellos se han perdido con el paso de los años. El archivo tiene desde actas de exámenes, de departamentos, de incorporación de profesorado y directivos, hasta libros de escolaridad y notas del alumnado. Estos son algunos de los documentos más antiguos que se guardan bajo llave debajo del salón de actos.
En julio de 2024, la comunidad educativa del Andrés Bello decidió abrir una ventana al pasado y comenzar la tarea de ordenar ese legado, clasificarlo e indagar en su historia. Con la ayuda de dos antiguos docentes del centro, Álvaro Díaz y José Luis Delgado, pudieron avanzar en la búsqueda de información. Son los autores del libro Origen del Instituto de Bachillerato de Santa Cruz de Tenerife.

Instituto Andrés Bello. / Andrés Gutiérrez
El instituto Andrés Bello comenzó su andadura en 1935. Toma el nombre de un venezolano polifacético descendiente de canarios. Andrés Bello (Caracas, 29 de noviembre de 1781-Santiago de Chile, 15 de octubre de 1865) fue un humanista, filósofo, jurista, poeta, traductor, escritor, filólogo, ensayista, político, diplomático, uno de los padres de la patria de Venezuela. En todo este tiempo, ha pasado por cambios de nombre y de edificio hasta llegar a donde está situado hoy en día. Cumplió su noventa aniversario el pasado martes 25 de marzo. El acto de conmemoración tuvo lugar tres días después en el salón de actos del IES Andrés Bello. Estuvieron presentes autoridades como la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila, y José Manuel Bermúdez, alcalde de Santa Cruz de Tenerife. Ambos estudiaron allí. La jornada también contó con representantes de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias.
El origen de esta institución de la enseñanza tinerfeña se remonta al año 1876. En Santa Cruz de Tenerife se fundó el Establecimiento de Segunda Enseñanza gracias a la ayuda de las autoridades educativas, el Ayuntamiento del municipio y donaciones privadas. En un contexto donde la capital tinerfeña veía restringidas sus oportunidades educativas, esta iniciativa fue clave para elevar el nivel cultural de la población. Inicialmente, el centro dependía del Instituto de Canarias de La Laguna, el primero de las Islas y hoy llamado Cabrera Pinto. Se ubicaba en la plaza Ireneo González.
El renacer de la educación
La llegada de la II República (1931-1939) supuso el renacer educativo para la población. Con un 40% de analfabetismo, se promovieron reformas para democratizar el acceso a la enseñanza, construir escuelas y fomentar la igualdad. La reforma consiguió la creación del Instituto de Bachillerato de Santa Cruz de Tenerife el 25 de marzo de 1935. Heredó el profesorado y las instalaciones del Establecimiento de Segunda Enseñanza. Su primer director fue el escritor y figura vanguardista portuense Agustín Espinosa.
El aumento de la población estudiantil en Santa Cruz de Tenerife obligó a un cambio de ubicación. Se trasladó a un edificio en la calle Enrique Wolfson, hoy en día sede de la Escuela de Idiomas. A mediados de los años sesenta se desplazó al edificio actual situado entre las calles Simón Bolívar y Benito Pérez Armas. El centro educativo comenzó con una capacidad para 1.700 alumnos. «Si sumamos a todos los estudiantes actuales de la Institución, llegaríamos a ese número», asegura Rosendo Fumero, actual director de un IES Andrés Bello con 600 estudiantes.

Una de las salas del instituto. / Andrés Gutiérrez
En 1973 pasó a ser el Instituto Nacional de Bachillerato Masculino número 1, segregando la educación por sexos. La división duró apenas dos años. En 1975 pasó a ser mixto y en 1976, finalmente, tomó su nombre actual.
Otro cambio en el sistema educativo tuvo lugar el 3 de octubre de 1990. Se implantó la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE). Amplió la edad de escolarización obligatoria hasta los 16 años para poder aumentar el nivel educativo de la población. El cambio trajo consigo un desafío al IES Andrés Bello. Pasó de impartir solo enseñanzas postobligatorias (BUP y COU) a ofrecer una enseñanza mixta que combinaba la ESO con Bachillerato.
Documentos de la dictadura
Bajo el edificio, en una sala cubierta de polvo y llena de estanterías, se encuentra el mencionado archivo de la institución con documentos que datan desde 1960 hasta hoy en día. Durante años, la sala conectaba con la cantina del instituto Teobaldo Power, situado detrás del Andrés Bello. A pesar del deterioro, el archivo aún conserva documentos de la dictadura franquista que sucedió a la República democrática. Por ejemplo, libros de escolaridad individuales donde llama la atención fotografías de estudiantes con uniformes franquistas.
El objetivo principal del equipo docente es «rescatar la historia de las noventa generaciones que han pasado por la institución». La vicedirectora del IES, Sandra Brito, asegura que «hay un montón de historia desconocida». Con la colaboración del Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, quieren acondicionar el lugar. El equipo directivo pide a las futuras generaciones que pasen por el centro que «conserven la historia y no la dejen morir nunca».

Sala de archivos del Andrés Bello. / Andrés Gutiérrez
El centro de enseñanza se distingue por la inclusividad y la innovación. Es un lugar «abierto a la población chicharrera», según su director, con iniciativas como la digitalización de la administración y la enseñanza. Desde 2019, el instituto ha implementado la plataforma G Suites de Google para facilitar el aprendizaje. Esta anticipación tecnológica permitió al centro adaptarse rápidamente a la educación en línea durante la pandemia del covid. «Pudimos dar una respuesta rápida al alumnado en dos semanas», asegura Fumero.
La inclusividad es otro de sus pilares. En el turno de tarde ofrecen un ciclo formativo de grado básico. Quienes lo cursen pueden obtener la titulación más básica posible para poder emprender su camino en el mundo laboral. «Sobre todo tenemos a personas migrantes que quieren comenzar a trabajar cuanto antes», explica Antonio Chamorro, jefe de estudios del horario nocturno.
Muchos estudiantes solo tienen como dispositivo en casa el teléfono móvil para realizar trabajos o actividades. Otros muchos tienen la suerte de tener una tablet o un ordenador. La brecha digital, es decir, la desigualdad en el acceso y en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, es uno de los desafíos del centro para que todos tengan las mismas oportunidades independientemente de su nivel económico.
En el Andrés Bello pretenden «romper» con esa brecha digital. «Gracias a una ayuda de la Consejería de Educación conseguimos Chromebooks, un tipo de ordenador portátil, para el alumnado», comenta Rosendo Fumero, director del centro. Consiguieron bajar la brecha digital por debajo del 30% gracias a la ayuda.
Las nuevas tecnologías
La inteligencia artificial empieza a estar también presente en todos los aspectos de nuestra vida. La educación no se iba a quedar atrás. En el Andrés Bello intentan fomentar su uso. «Hemos realizado talleres para que el alumnado y el profesorado lo utilicen de manera responsable», comenta Fumero. Lo utilizan para crear situaciones de aprendizaje, «siempre como una ayuda, no para hacer todo el trabajo». El director añade que «poco a poco vamos dando pequeñas píldoras formativas a los docentes».
El IES Andrés Bello no es solo un lugar con 90 años de historia. Es un testigo silencioso de las generaciones que han pasado por sus aulas. Es pasado, presente y futuro. Su historia no acaba, sino que continúa con cada nuevo curso y estudiante que cruza sus puertas.
Entre las grandes paredes del edificio del centro está la historia de una institución, que sigue creciendo con cada generación de estudiantes. Noventa años después, el Instituto Andrés Bello continúa siendo un faro de conocimiento en el municipio de Santa Cruz de Tenerife. Puede ser que dentro de otros noventa años, alguien abra el archivo y encuentre rastros de quienes forman parte de la comunidad educativa actual. Entonces cumplirá 180 años.
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