Eclipse solar en Tenerife: el ‘mordisco lunar’ encandila a científicos y aficionados

El IAC reúne a decenas de personas que disfrutan del fenómeno por primera vez o aprecian detalles curiosos en un lugar único

Así ha sido el eclipse solar visible en toda España durante más de tres horas

PI STUDIO

Santa Cruz de Tenerife

Una mañana radiante y despejada permitió que decenas de personas disfrutaran y quedaran ‘encandiladas’ desde el Observatorio del Teide en Izaña con el eclipse solar parcial que se registró en la mañana de este sábado.

Presenciar el ‘mordisco’ de la Luna a la estrella de nuestro sistema ilusiona a quienes lo presencian por primera vez y a los investigadores dedicados a trabajar con telescopios cada día.

En una mañana de aire frío, científicos y aficionados a la Astronomía aprovechan la oportunidad brindada por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) para ver cómo La Luna se interpone entre el Sol y la Tierra.

Entre los invitados a través del colectivo Amigos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) figuran dos alumnos de instituto, que han arrastrado, en un caso, a su madre y, en otro, a su padre.

Investigadora del IAC

Con una actitud diferente está presente Mireia Navas, que trabaja para el IAC en las oficinas de La Laguna. Participa en la actividad por curiosidad, como cualquier otra aficionada. Ella no estudia el Sol, sino los Rayos Gamma.

Recuerda que, antiguamente, los eclipses eran la única herramienta que tenían los científicos para estudiar las capas externas de la atmósfera solar. Aclara que, «ahora, ya no hace tanta falta, pues hay coronógrafos, que trabajan esa materia de forma específica.

Nievas llegó a Tenerife hace casi cinco años, a mediados del 2020, tras estudiar en Madrid y trabajar una temporada cerca de Berlín. Para su campo de estudio trabaja con un telescopio situado en La Palma, como es el Magic, con el que puede analizar agujeros negros gigantescos.

El IAC puso a disposición de los participantes en la actividad varias opciones complementarias para poder observar el eclipse parcial.

Opciones para ver el fenómeno

Una de ellas consistió en unas gafas de papel y cartón, con las que, entre un cielo completamente negro, se podía apreciar el sol de color naranja de forma nítida y cómo la Luna recortaba la silueta del astro rey desde su parte superior derecha.

También existían dos telescopios de aficionados con los que la visión del fenómeno era mucho más cercano para ver detalles que sorprendían a quienes no están acostumbrados a estas observaciones.

Alfred Rosenberg, doctor en Astrofísica y divulgador del IAC, señaló que a través de uno de dichos telescopios se podía apreciar la fotosfera.

El Sol se podía apreciar con un filtro que lo hacía de color verde y, a través de dicho instrumento, se podían apreciar las manchas de la estrella.

El segundo telescopio, con el astro rey ‘vestido’ de rojo, se ofrecía la cromosfera; es decir, se veían las protuberancias y las distintas capas del sol. A través de este objeto, si se miraba con atención, se podían apreciar con claridad las ‘llamaradas’.

La tercera alternativa para apreciar el eclipse fue a través de un catalejo especial, que proyectaba la luz del Sol en una pantalla en la Pirámide del Observatorio.

Dos de los aficionados presentes fueron los jóvenes José Mesa y Alicia Curbelo. Es su primera vez en una iniciativa de estas características y su primer eclipse.

Alicia recuerda que «entrar en este recinto es una oportunidad que no se tiene todos los días y, además, con la información que ofrecen expertos, desde un punto de vista diferente».

Eclipse solar en Canarias

Eclipse solar en Canarias / Arturo Jiménez

El sorteo

Diversos profesionales del Instituto de Astrofísica de Canarias se esfuerzan para que la cita resulte interesante para todos. En ese equipo se encuentra Elvira Pereira, quien explica que, a través del sorteo llevado a cabo entre los «Amigos del IAC» han logrado estar presentes veinte personas.

En realidad se inscribieron 110 ciudadanos interesados, pero el sorteo dejó fuera a 90, señala Pereira. Recuerda que existen todo tipo de perfiles en los asistentes a estos eventos de divulgación científica, como, por ejemplo, astrónomos aficionados o personas interesadas en la materia.

A las 9:18 horas, Alfred Rosenberg está situado detrás de uno de los telescopios de aficionados y advierte al grupo de que el fenómeno ya ha empezado. Y no hay tiempo que perder.

La Luna empezó a interponerse entre el Sol y la Tierra por su parte superior derecha.

Los menores

Elvira Pereira advierte de que, con frecuencia, son los adolescentes los que arrastran a sus padres a tomar parte en estas acciones. Y no le falta razón.

Évelyn Decillis fue una de las primeras personas en mirar por uno de los telescopios habilitados. Definió la experiencia como «emocionante». Pero no está sola. La acompaña su hija Miranda, que tiene 13 años. Estudia primero de la ESO en un centro público de El Rosario. Ambas han venido gracias a la afición de la menor, que motivó que se hicieran socias de Amigos del IAC. Miranda asegura que su interés comenzó a raíz de leer dos libros de Stephen Hawking, físico teórico y astrofísico de origen británico. Y el asunto le empezó a gustar.

En estos momentos, las asignaturas preferidas de esta alumna son Matemáticas, Biología y Geología. Apunta que le gustaría venir a más actividades en el Observatorio del Teide en el futuro.

Iván Bazaga es la primera vez que observa un eclipse de esta manera, con la oportunidad de ver manchas solares y las «llamaradas», por ejemplo.

Afirma que «no hay palabras» para definir la experiencia. Este vecino del municipio de La Laguna acudió acompañado por su hijo, Gabriel.

Ambos han estado ya dos veces en jornadas de puertas abiertas y en una sesión de observación del firmamento en horario de tarde-noche. Gabriel Bazaga, que está en cuarto de la ESO, señala que «me gusta venir».

Científico

Él prefiere el conocimiento más técnico, teórico o científico vinculado con la Astronomía, mientras que su padre se decanta por la «astrofotografía». Su afición comenzó desde que tenía cuatro o cinco años, pues había un telescopio en su casa.

Otra de las parejas presentes está formada por Iván Díaz y Natalia Reyes. Ella estudia un máster de Psicopedagogía. Es su primera vez.

«Me parece increíble, no me lo esperaba así», comenta la joven, que advierte de que «no va a haber muchas oportunidades como ésta y es mejor aprovecharla».

Santiago Torres es mexicano, pero vive en Austria, donde trabaja en una institución de ciencia y tecnología similar al IAC. Durante un mes está como investigador visitante con la subdirectora del centro tinerfeño, Eva Villaver.

Torres analiza cómo se mueven o interactúan los sistemas planetarios, así como si tienen la misma estructura u otra que la del sistema solar.

Gestión

David Nezpral es el administrador del Observatorio y su misión es intentar atraer a instituciones de todo el mundo para que coloquen telescopios de diversas características en este espacio privilegiado.

En estos momentos, existe una treintena de telescopios y otros instrumentos, de los que algunos están aún en construcción. Siete de ellos pertenecen al IAC y 21 a otros países, generalmente de la Unión Europea y Estados Unidos.

Recuerda Nezpral que uno de los grandes atractivos de Izaña está en la gran estabilidad de la atmósfera, «que apenas se mueve».

Y otro se halla en las imágenes nítidas que se pueden obtener, y que no se logran en otros enclaves, gracias a los vientos alisios, que provocan que más del 80% de las noches estén despejadas para las observaciones.

Por ejemplo, en este enclave hay dos telescopios instalados por la compañía tecnológica norteamericana Google.

La actual política de gestión del Observatorio del Teide permite que países o consorcios puedan construir e instalar sus telescopios de forma gratuita. Y, como contraprestación, el 25 por ciento de las noches al año, esos instrumentos pueden ser utilizados por investigadores españoles.

Este espacio dedicado a la ciencia se configura como una «pequeña comunidad», donde cada país o consorcio presente paga, en función del tamaño del telescopio, el gasto de electricidad, aguas y el mantenimiento de espacios comunes, como son las carreteras.

Nezpral refiere que en el recinto funciona una residencia y una cafetería para el personal de los diferentes equipos científicos. Accedió a su actual cargo de administrador hace unos 18 meses, después de pasar doce años como astrónomo en el Instituto de Astrofísica de Canarias.

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