Etnografía

El agua, ¿un ciclo sin fin en Tenerife?

La exposición ‘Agua y vida’ muestra hasta final de mes el pasado, presente y futuro de un elemento cuya gestión ha sido y es clave para entender historia, cultura, economía y sociedad de la Isla

La Laguna

El agua, como explicaban en la escuela, es inodora, insípida y, sobre todo, incolora. Por eso, la exposición que pretende mostrar hasta final de este mes –en la biblioteca del Campus de Guajara de la Universidad de La Laguna (ULL)– su ciclo histórico en Tenerife huye del tradicional y bucólico azul para fundir pasado, presente y futuro del líquido elemento en el negro de las galerías y pozos que han horadado desde hace más de un siglo el territorio insular.

Tenerife y Canarias han progresado en buena medida gracias a los esfuerzos, individuales y colectivos, para lograr un abastecimiento de agua regular y sostenible tanto para la agricultura como con destino al uso privado. De la explicación de ese ciclo integral y su gestión antes, ahora y mañana trata el trabajo comisariado por los antropólogos José Antonio Batista y Noelia García con quienes EL DÍA visitó la instalación abierta hasta el próximo 31 de marzo.

Agua y vida en el pasado, presente y futuro de Tenerife está organizada por la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, el Instituto de Investigación Social y Turismo, el Servicio de Biblioteca de la ULL y el Consejo Insular de Aguas de Tenerife, con la colaboración del Aula Cultural del Agua de la Universidad y la Cámara Insular de Aguas.

El agua, ¿un ciclo  sin fin en la Isla? | A. J.

Uno de los nueve paneles explicativos. / A.J.

Batista y García exponen la filosofía y objetivos de su trabajo: resaltar que el agua es algo más que un recurso natural y económico: también es cultura, historia, política, paisaje y en suma, vida. Y una vida que no nace y sale del grifo sino que tiene un largo recorrido.

La instalación da cuenta del pasado a través de textos, libros, reproducciones de mapas u objetos relacionados con los trabajos para obtener agua de pozos y galerías. Pero el propósito de esta muestra no es quedarse únicamente en el pasado, sino también hacer una radiografía del presente y una reflexión sobre el futuro en una Isla en la cual, como señala Batista, el 73% del agua es de origen subterráneo y, de ese porcentaje, el 63 % procede de galerías. Los paneles con textos redactados por los profesores se conjugan con vitrinas en las que se exponen objetos y, sobre todo, material bibliográfico sobre el agua en Canarias. Los expositores agrupan el material por temáticas y dividen los textos de historia, ciencias sociales, derecho e ingeniería, planes hidrológicos y figuras individuales.

Entre los documentos expuestos hay algunos de gran valor por su antigüedad como el cedido por la Cámara Insular de Aguas que data de la década de 1800. También están incluidos los reglamentos de las comunidades de los años 20 y 30 del siglo XX o los estatutos de las actuales. Seis paneles y nueve vitrinas glosan con detalle el ciclo histórico del agua en Tenerife desde sus orígenes a la actualidad con paradas en hitos como la primera Ley de Aguas de Canarias en 1987 -la actual y vigente es de 1990- que, recuerda Batista, «tumbó al gobierno regional» con una manifestación de 15.000 personas en esta Isla o 7.000 en La Palma que unió a todo el sector, a distintos actores, desde grandes propietarios a pequeños agricultores. También destacan recortes de periódicos, incluido EL DÍA, sobre hechos históricos relacionados con el agua, además de algunos estudios e informes específicos caso del SPA 515, que data de 1975 y es el primer trabajo científico en Canarias sobre este preciado bien.

El agua, ¿un ciclo  sin fin en la Isla? | ARTURO JIMÉNEZ

José Antonio Batista y Noelia García explican la muestra de la que son comisarios. / A. J.

Además de textos explicativos y citas de libros técnicos o jurídicos, pero también de narrativa como los de Peraza de Ayala o Leopoldo de la Rosa, la muestra incluye de forma intercalada pequeños objetos relacionados con la explotación subterránea del acuífero. Por ejemplo, martillos neumáticos compresores para hacer los huecos y meter luego los barrenos de dinamita o los tradicionales faroles que prevenían sobre la presencia de gases en la mina. Por contra, no es visible la característica vagoneta porque, subraya el comisario, «se nos quedó fuera por un centímetro al no caber en la sala».

Lugar destacado ocupa la referencia a Guad, la obra cumbre y mítica de Alfonso García Ramos. Batista explica que «hemos reunido distintas ediciones y tenemos la suerte de que una de sus hijas trabaja en esta biblioteca y ha donado el manuscrito original del libro». La segunda alusión a personas corresponde al geólogo y naturalista Telesforo Bravo, «un científico renacentista, nuestro Agustín de Bethencourt» apunta Batista.

Otro espacio destacado es el de la imagen del interior de una galería. Batista señala que «queríamos utilizar en principio otra pero no sabíamos quién era su autor. Elegimos esta al final». Se ven tres trabajadores detrás y en primer plano el gran chorro de agua. El comisario reflexiona: «Queda como un cuadro abstracto pero es muy significativo porque esto lo que ves cuando llegas al fondo».

El agua, ¿un ciclo  sin fin en la Isla? | A. J.

Utensilio habitual en las galerías de Tenerife. / A. J.

El recorrido sigue por las galerías excavadas cerca de nacientes, las primeras que se hicieron en el siglo XIX y principios del XX. Se perforaba con la lógica de la época, donde había un manantial. No suelen ser muy largas, 200 o 300 metros, cuando las convencionales llegan a uno o dos kilómetros.

En esta exposición juegan un papel fundamental las fotos de Jean Marc Deschamps, un francés que un día llegó a Tenerife con la idea de caminar por sus senderos. En sus rutas se encontró con multitud de galerías y pozos y se enamoró de ellos para plasmarlo en imágenes. Noelia García llevó a cabo la selección entre miles. Ella y Batista recuerdan que «cuando ve alguna abierta avisa de inmediato al Consejo Insular de Aguas». Valoran su esfuerzo para promover que se cuide este patrimonio.

José Antonio Batista, quien da más importancia al contenido ético «para todos los públicos» que al continente estético, apostilla: «La exposición va bastante bien. Nos consta el interés y siempre vemos gente». Apunta que «la idea central es hacer un homenaje a las personas que han contribuido a que en Tenerife tengamos agua y la Isla un desarrollo económico». Continúa el profesor: «Sin agua no habría agricultura platanera como la que jugó y juega un papel clave en la economía de la Isla ni tampoco habría turismo». Valora que «es absolutamente fundamental para la vida en muchísimos aspectos; como simple ejemplo, en el siglo XIX el agua hizo prosperar a La Orotava, Los Realejos o Adeje, no solo a nivel de agricultura de secano, sino en su desarrollo social, demográfico o cultural. Aquí está esa parte de homenaje a quienes contribuyeron a tenerla en la Isla y a poner en valor la subterránea que sigue siendo la principal fuente».

Por otro lado, añade, «la idea no solo es mirar sino aprender del pasado, observar críticamente y reflexionar sobre el presente y sobre todo, analizar el futuro». Reflexiona: «El agua es vida en cualquier parte del mundo, pero más en una isla volcánica, en la latitud en la que está, cerca de un desierto y con un riesgo altísimo de verse afectada por fenómenos vinculados al cambio climático que ya nadie discute. Su conservación y en concreto de la subterránea es absolutamente fundamental».

«El agua no nace cuando sale del grifo, sino que tiene todo un recorrido» recuerdan Batista y García ante la atenta mirada de 25 alumnos de tercero de Periodismo que visitan ese día la muestra con su profesora, Patricia Delponti, al frente. Su voluntad es que sean los más jóvenes los que se acerquen a la exposición y conozcan esta realidad porque, señalan, «es un sector que se asocia a los adultos y parece que la juventud no tiene tanto conocimiento del mundo del agua desde el comienzo de las galerías nacientes y los primeros pozos». Porque, recuerdan, «si no se conocen no se pueden proteger las cosas». De ahí que pueda ser el germen para un libro y su vocación divulgativa e itinerante. Incluso integrada en el Museo del Agua de Tenerife que para los investigadores «está pendiente». Consideran que «este patrimonio enorme no se pone en valor y hay que hacerlo en su justa medida».

Resulta curioso que vengan de fuera para defenderlo como el francés Deschamps o Noelia García, asturiana. Lo explica ella misma: «Soy nieta de mineros. Allí hay una cultura de la mina, del carbón, que incluso se vuelven a abrir como museos. Una forma de desarrollo socioeconómico local. Los niños se meten en un pozo con una vagoneta entre raíles y me parece una idea para importar».

Resta conocer cuál es el futuro del agua en Tenerife. Al alimón responden que «está en la combinación del agua subterránea, que no va a desaparecer, y la regenerada o desalada». Descenderá el nivel agua del acuífero si no llueve y dependerá de la evolución y la tendencia del cambio climático. Un ingeniero experto como el ya jubilado Juan José Braojos, que visitó la exposición, mantiene que la aportación al total del agua subterránea bajará de aquí a 100 años desde el actual 73% y podría llegar a un 50%. Los profesores indican que «el futuro pasa por combinar las fuentes, también las naturales, y conservarlas muy bien».

El agua también es medio ambiente y paisaje. Una Isla como Tenerife sería imposible sin entornos hídricos como Anaga o el barranco del Infierno, fuentes naturales que atraen mucho al turismo. «El agua es lo que impide que seamos un desierto» resumen ambos.

También resulta clave entender la gestión del agua, un ámbito en que la exposición deja claro que «hay mucho que trabajar y de forma combinada con otros ámbitos porque este mundo no está separado del de la energía, el turismo, el sector primario o la gestión ambiental». Concluyen en la necesidad de «cambios de mentalidades, sensibilización y educación para trabajar en equipo de forma colectiva porque ha habido mucha división. Hay que unir a la sociedad en torno al agua».

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