Un barrio de Tenerife organiza patrullas ciudadanas para hacer frente a los 'okupas' ante la inacción de las autoridades

Los residentes de El Toscal se movilizan para afrontar la situación de inseguridad creada por una banda que ya ha tomado ilegalmente dos casas y temen que lo intente con otras del entorno

Vecinos y policías en el Pasaje Segundo Ravina tras la ocupación de una de las casas de forma ilegal.

Vecinos y policías en el Pasaje Segundo Ravina tras la ocupación de una de las casas de forma ilegal. / E. D.

Daniel Millet

Daniel Millet

Santa Cruz de Tenerife

Los vecinos de El Toscal, en pleno centro de Santa Cruz de Tenerife, se han propuesto una medida drástica para hacer frente a los okupas que tienen atemorizado al barrio: organizar patrullas ciudadanas. La indignación de estos chicharreros ante la inacción de las autoridades los ha llevado a plantear esta solución de urgencia.

La propuesta surgió en una reunión celebrada este martes por la noche en el mismo barrio ante el clima de inseguridad generado por un grupo de jóvenes que ha ocupado dos casas terreras, ha protagonizado varios incidentes y los vecinos han observado que realizan movimientos que podrían tener que ver con el intento de ocupar otras viviendas de la zona.

Pero fundamentalmente se quieren movilizar ante la "inacción de la justicia y la Policía Nacional". El pasado martes, este grupo, que ya había tomado de forma ilegal una vivienda en la calle El Saludo de El Toscal, ocupó otra muy próxima, en el Pasaje Segundo Ravina. La propietaria de este inmueble denunció al día siguiente y acreditó al instante que la casa es suya pero los agentes aseguraron que no podían desalojar a los okupas porque necesitaban una orden judicial y el juez de guardia solo actuaría si había algo más grave, como un asesinato.

Los mismos policías admitieron a los residentes que se concentraron el pasado miércoles en esta pequeña calle peatonal que los desalojos express en 48 horas no se pueden ejecutar sin una autorización específica de un juez, y en este caso y a pesar de la denuncia de la dueña, no se dio tal permiso. Ocho días después, este grupo de jóvenes sigue ocupando la casa, mantiene una actitud hostil con los vecinos -dos de ellos se encararon con residentes y uno amenazó con un cuchillo- y han generado una alarma que ha hecho reaccionar al barrio de El Toscal.

Policías nacionales y vecinos de El Toscal, el pasado miércoles en el Pasaje Segundo Ravina de El Toscal donde está la casa okupada.

Policías nacionales y vecinos de El Toscal, el pasado miércoles en el Pasaje Segundo Ravina de El Toscal donde está la casa okupada. / E. D.

A la reunión acudieron más de medio centenar de residentes de El Toscal, que decidieron, además de estudiar la organización de las patrullas ciudadanas, organizar una manifestación por la impotencia que sienten ante el problema de inseguridad que han creado los okupas. También tienen previsto mantener un encuentro con el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez.

Hay que recordar que el Consistorio chicharrero y su Policía Local carecen de competencias para actuar ante la okupación, sino que es una materia que corresponde a la Policía Nacional y a la Justicia. En cualquier caso, Bermúdez ha exigido a la Subdelegación del Gobierno nacional en la provincia tinerfeña una respuesta «inmediata» frente a este problema que ha surgido en El Toscal, un barrio que se encuentra en plena fase de renovación, con obras para convertir algunas de sus calles en vías peatonales.

«He exigido al subdelegado una respuesta inmediata porque no solo hablamos de la ocupación de dos casas, sino de un grave problema de seguridad ciudadana», aseguró José Manuel Bermúdez, que añadió que «los hechos ocurridos en El Toscal han generado alarma en el vecindario y son lo suficientemente graves para que haya una actuación contundente».

La propietaria de la última casa ocupada ha mifestado en declaraciones a EL DÍA su impotencia por ver que los cuerpos de seguridad no pueden actuar ante "una ilegalidad flagrante". «Me siento completamente indefensa y con las manos atadas: han ocupado una casa de mi propiedad y ¡no se puede hacer nada!». La dueña de la casa terrera del barrio de El Toscal que fue okupada el pasado martes asegura sentirse «completamente hundida» e «impotente» al comprobar que ni los cuerpos de seguridad ni la justicia han podido actuar para evitar la toma ilegítima de una vivienda que había heredado, que tiene un gran valor sentimental para su familia y que iba a reformar para sus hijos. 

Un policía y un operario hablan con uno de los okupas del Pasaje Segundo Ravina.

Un policía y un operario hablan con uno de los okupas del Pasaje Segundo Ravina. / E. D.

La vivienda del Pasaje Segundo Ravina es una casa terrera de dos plantas que ocupa un solar de unos 90 metros cuadrados y que se encuentra protegida al formar parte del Bien de Interés Cultural (BIC) del Conjunto Histórico Barrio de El Toscal. La dueña la había heredado y el año pasado abrió el proceso para rehabilitarla, para lo que debía respetar estrictas normas de protección al tratarse de un bien catalogado por su gran valor patrimonial. «Iba a la casa prácticamente todos los fines de semana para airearla y tenerla controlada. Pero jamás imaginé que podía ocurrir algo así», admite.

La dueña ha advertido que la casa carece de agua -mientras sí tiene luz- y que se encuentra en muy malas condiciones, con lo que considera que los okupas corren riesgo. Comenta que la situación es «tan esperpéntica» que una de sus principales preocupaciones es que «me achaquen la responsabilidad de lo que les pueda pasar a esas personas que han tomado mi casa si se viene abajo el techo o sufren alguna desgracia ante las pésimas condiciones que presenta». «Visto lo visto, no me extrañaría lo más mínimo».

Durante la asamblea ciudadana del martes por la noche, algunos vecinos expresaron su temor a que se produzcan nuevas ocupaciones de casas -en El Toscal hay muchas viviendas abandonadas- y otros actos violentos como las mencionadas amenazas de uno de ellos con un cuchillo o una presunta rellerta en la otra casa tomada, la de la calle El Saludo.

En este último caso, la Policía acudió a la vivienda pero los okupas aseguraron que las heridas de dos de ellos, aparentemente producidas por armas blancas, habían sido accidentales, por lo que no actuaron.

Dos vecinas que asistieron a la reunión denunciaron que una casa de la familia también había sido ocupada en el barrio de El Toscal hace casi cinco años y las denuncias y recursos que han presentado no han servido para nada. El okupa sigue residiendo en la vivienda y el proceso judicial se ha eternizado, algo que también teme la propietaria de la vivienda del Pasaje Segundo Ravina.

Los vecinos expresaron sus sospechas de que este grupo, entre los que hay jóvenes de origen magrebí y una joven embarazada de nacionalidad española, es numeroso y actúa como una banda que "busca ocupar nuevas viviendas". Manifestaron asimismo su tristeza por que "un barrio seguro y tranquilo" esté sufriendo este episodio de inseguridad ante la inacción de las autoridades.

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