Víctima de la 'okupación' en Tenerife: "Me siento indefensa; invaden mi casa y ¡no se puede hacer nada!»
La dueña de una de las viviendas tomadas por ‘okupas’ en El Toscal, en la capital tinerfeña, muestra su «impotencia» por que la policía y la justicia no puedan proceder al desalojo

Fachada de la casa 'okupada' del Pasaje Ravina Segundo de El Toscal, en Santa Cruz de Tenerife. / E. D.

«Me siento completamente indefensa y con las manos atadas: han ocupado una casa de mi propiedad y ¡no se puede hacer nada!». La dueña de la casa terrera del barrio de El Toscal que fue okupada el pasado martes, en pleno centro de Santa Cruz de Tenerife, por un grupo de jóvenes asegura sentirse «completamente hundida» e «impotente» al comprobar que ni los cuerpos de seguridad ni la justicia han podido actuar para evitar la toma ilegítima de una vivienda que había heredado, que tiene un gran valor sentimental para su familia y que iba a reformar para sus hijos.
«Imagínese cómo me puedo sentir al enterarme de que han ocupado la casa, ir a toda prisa para ver qué ha pasado y encontrarme con que unos policías no solo no me dejan ni acercarme a la puerta, sino que además me explican que ellos no pueden hacer nada porque necesitan una autorización del juez y este no se va a presentar porque no es un caso de extrema gravedad».
Esta tinerfeña, que prefiere no revelar su identidad por temor a represalias, pensaba que se podía ejecutar el desalojo en las 48 horas posteriores a la okupación al tener toda la documentación que demuestra que es dueña del inmueble. «Los policías me aclararon que eso no es así, que la justicia solo actúa si además de la okupación ocurre algo muy grave, como un asesinato. Por tanto, han robado una casa de mi propiedad y no se puede actuar. Es increíble». La mujer dice haber perdido «toda la confianza» en el sistema «al no defender un derecho constitucional, el de la propiedad privada».

Dos 'okupas' introducen un colchón en el número 10 del Pasaje Ravina Segundo de El Toscal. / E. D.
Los hechos ocurrieron el pasado martes por la noche, cuando un grupo de jóvenes, que ya había okupado una casa en la calle El Saludo de El Toscal, forzó la puerta de otra cercana, ubicada en el número 10 del Pasaje Ravina Segundo. Accedieron al interior, la invadieron y ahí seguían la noche de este viernes sin que la Policía Nacional y la Justicia hayan hecho nada por evitarlo. La dueña de esta casa se enteró al día siguiente por los medios de comunicación, aunque algunos vecinos habían intentado avisarla antes.
Es una casa de dos plantas que ocupa un solar de unos 90 metros cuadrados y que se encuentra protegida al formar parte del Bien de Interés Cultural (BIC) del Conjunto Histórico Barrio de El Toscal. La dueña la había heredado y el año pasado abrió el proceso para rehabilitarla, para lo que debía respetar estrictas normas de protección al tratarse de un bien catalogado por su gran valor patrimonial. «Iba a la casa prácticamente todos los fines de semana para airearla y tenerla controlada. Pero jamás imaginé que podía ocurrir algo así», admite.
La dueña de la casa se enteró al día siguiente de que la habían 'okupado' por los medios de comunicación, aunque algunos vecinos habían intentado avisarla antes
Semanas atrás encontró un chicle en la cerradura. «Le dije a mi marido que me parecía raro pero lo quitamos y entramos sin más», recuerda. Este relato coincide con el de otros vecinos de la zona que aseguraron que también encontraron chicles en sus puertas. Visto a posteriori, los residentes concluyen que esta banda de okupas usa goma de mascar para saber si las casas están vacías o no y tomarlas en el caso de que sea posible.
La mujer se siente indefensa no solo por el hecho de que no se haya podido hacer nada para desalojar a los okupas, a pesar de que presentó la denuncia en la Policía Nacional al día siguiente y acreditó al instante que es la propietaria, sino porque además la integridad de los okupas corre peligro al estar la vivienda en «muy mal estado». Pero no solo es eso. «La actitud violenta y desafiante de algunos de estos jóvenes ha desatado el miedo en todo el vecindario, un barrio que siempre ha sido tranquilo». «Es decir, no solo hablamos de una okupación, sino de un grave problema de seguridad ciudadana», detalla.

Despliegue policial en el Pasaje Ravina Segunda después de que uno de los 'okupas' amenazara a un vecino con un cuchillo. / E. D.
Recuerda por ejemplo que el pasado miércoles, dos de ellos se encararon con un grupo de vecinos y uno llegó a sacar un cuchillo, un suceso del que fue testigo EL DÍA. «Toman ilegítimamente una casa que, además, está protegida e iba a ser rehabilitada, esas mismas personas se juegan la vida porque se les puede venir el techo encima, amedrentan a todo un barrio y ¡no se puede hacer nada! Insisto, es surrealista».
Este pasaje donde se encuentra la vivienda terrera, llamado Ravina Segundo, y otro similar muy próximo, Ravina Primero, surgió a finales del siglo XIX de la mano de sociedades vinculadas a la actividad portuaria de Santa Cruz y constituyen todavía hoy, pese al deterioro de algunas de las casas, uno de los grandes atractivos de El Toscal y una verdadera joya histórica y patrimonial.
Esta familia que heredó el número 10 había abierto el proceso para su reforma y estaba pendiente de que los técnicos municipales revisaran el proyecto para conseguir la licencia de obra mayor y comenzar los trabajos. Ahora se han topado con una okupación que temen se eternice, como tantos otros casos de este tipo.
«No comprendo que haya una legislación que no frene una ilegalidad flagrante como esta. No entiendo, ni nadie entiende, que la Policía no pueda actuar, que un juez no actúe. ¿Se imagina que alguien comete un robo o atraca un banco y no se le pueda detener? Pues eso está pasando con la okupación en España».
"¿Se imagina que alguien comete un robo o atraca un banco y no se le pueda detener? Pues eso está pasando con la 'okupación' en España"
La dueña del inmueble comenta que la situación es «tan esperpéntica» que una de sus principales preocupaciones es que «me achaquen la responsabilidad de lo que les pueda pasar a esas personas que han tomado mi casa si se viene abajo el techo o sufren alguna desgracia ante las pésimas condiciones que presenta». «Visto lo visto, no me extrañaría lo más mínimo».
La casa, además de estar en malas condiciones, carece de agua y no tiene cocina, ni baños, ni muebles. «Solo tiene luz, que tampoco voy a cortar no sea que los okupas me denuncien y me vayan a sancionar... Es el mundo al revés».
Además de poner la denuncia desde el primer momento en la Policía Nacional, esta mujer ha puesto el caso en manos de sus abogados. «Por ahora no hemos podido lograr ningún avance. Todos son problemas. Ahora, para cobrar impuestos, como los que pago por esa misma casa, sí que son rápidos y diligentes», puntualiza. «Este sistema me ha dejado botada, desprotegida y ha violado un derecho constitucional que me corresponde como ciudadana que cumple con sus obligaciones», concluye.
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