La cueca se baila en Tenerife

De todas las clases, organizados en colectivos y al alza en un número inexacto porque no hay un censo. Es el perfil de los chilenos en Tenerife, una comunidad cada vez más integrada en la sociedad de la Isla

Chilenos integrados con el cónsul y el embajador en la Isla

Chilenos integrados con el cónsul y el embajador en la Isla / El Dia

La cueca también se baila en Tenerife. No sólo en Chile como cantaban Los Chalchaleros -argentinos de Salta-, y muchos otros después, de María Dolores Pradera a nuestros Sabandeños en un simbólico viaje de ida. Similar al que afrontaron los aproximadamente 4.000 hijos del país andino -muchos tienen la doble nacionaldad- que residen en la Isla. De toda condición social, según el cónsul desde julio de 2022, el portuense Rafael Montero; de científicos a obreros y de empresarios a trabajadores en servicios o cuidadores, sobre todo cuidadoras, de personas mayores o con dependencia.

Montero, licenciado en Derecho, trabaja en la Cínica Salud Estética, ubicada en la céntrica calle La Marina de Santa Cruz. Tras el fallecimiento del emblemático empresario Pedro García Sanjuán, que lo precedió en el cargo, presentó la solicitud en el Consulado de Madrid y recibió unos meses después la respuesta positiva desde el Ministerio de Relaciones Exteriores en Santiago.

El cónsul resalta «el buen carácter» de los chilenos que son «muy parecidos a los canarios». Recuerda que Chile «me atrajo desde niño por su geografía peculiar, con muchos contrastes de norte a sur, y su historia». Influyeron los vecinos de su casa en el Puerto de la Cruz que huyeron de la dictadura del general Pinochet tras el golpe de Estado de 1973.

Un momento fundamental de cada año en el calendario de la comunidad chilena es la celebración de las Fiestas Patrias, el 18 y 19 septiembre, cuando muestran lo mejor que tienen. Su rica gastronomía o el folclore ancestral que representa el baile de la cueca. Mantienen sus símbolos con mimo pero se mimetizan sin problema con la sociedad tinerfeña. En la Isla se juntan desde hace dos décadas en el colectivo Asculchicán. No es el nombre de algún cacique mapuche (los aborígenes del país) sino el acrónimo de Asociación Cultura de Chilenos de Canarias. Una entidad cultural, social y deportiva, cuyos objetivos abarcan la promoción de la cultura chilena, así como el intercambio de experiencias con la comunidad local. También sirve como apoyo y guía para los compatriotas en su inserción en la Isla. 

Izado de la bandera

Izado de la bandera / El Día

El de Cristian Alfaro, presidente del colectivo, es un ejemplo de la migración chilena a Tenerife . Se presenta con una frase: «Tener derecho a tener derecho». En 2002 salió de Chile, donde vivía «relativamente bien» como trabajador en una mina. Asegura, entre divertido y sincero, que «en buena medida le debo vivir en este paraíso que es Tenerife al general Pinochet», ya que vino a ver a su hermano y a su madre que se habían ido del país tras la muerte repentina de su padre en medio de la represión de la dictadura militar.

Considera que «lo más difícil fue empezar desde cero y tener la fuerza para no rendirme». Estuvo cerca de dos años sin contrato y luego trabajó «muy duro» como soldador en espacios reducidos. Tiene serios problemas de visión. 

Valora la disposición del colectivo que preside para, de la mano del Cabildo y la estrategia Tenerife Solidaria, explicar su óptica de la migración en colegios e institutos. Una manera, apunta, de «visibilizarnos e intentar acabar con los estereotipos». De ahí la presencia de Asculchicán donde se le reclama . De la inauguración del TEA a dar charlas en La Matanza o Tacoronte e incluso en La Palma, La Gomera y Gran Canaria.

Valora Cristian los dos días de convivencia de las comunidades chilena y canaria a finales de octubre del año pasado en el Lago Martiánez del Puerto de la Cruz. Su agradecimiento «al personal» y al exalcalde socialista, Marco González, «por sus facilidades y apoyo». Sobre él cuenta una anécdota: «Nos enteramos que a su familia la llaman los chilenos porque su padre era futbolista y, además, especialista en chilenas (disparo acrobático de espaldas a la portería), otro símbolo de mi país».

Pareja dispuesta a bailar la cueca

Pareja dispuesta a bailar la cueca / El Día

En aquel encuentro de fin de semana «estuvimos dos intensos días, de la mañana a la noche, compartiendo gastronomía, música -incluido un homenaje al cantautor asesinado hace 50 años Víctor Jara- , folclore, teatro y costumbres». Como, por ejemplo, la de izar el pabellón, la bandera con la estrella blanca, y cantar el himno nacional antes de comenzar cualquier acto. Cultura chilena. 

Alfaro recuerda el objetivo de «fomentar la cohesión y el sentido de comunidad». Como en el punto de encuentro que supone para ellos cada domingo el Rastro de Santa Cruz: «Los compatriotas ven la bandera desde el tranvía y se bajan para unirse. Tenemos que luchar por mantenerlo». 

Cristian habla con orgullo de los araucanos «el único pueblo indígena capaz de resistir a españoles y portugueses con el frío de la cordillera de los Andes como aliado». Recuerda sus dos décadas sin volver a Chile: «Es uno de mis propósitos para este año». Aunque la cueca también la baile en Tenerife. 

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