El aviso desesperado de Fátima en Tenerife: una vivienda para ella y su hija, ambas con discapacidad
Ella es una vecina de La Matanza sin vivienda y que pide un tratamiento para la patología psíquica de la menor a su cargo

Cynthia después de uno de sus episodios de autolisis. / El Dia
Esta es la historia de Fátima, una madre que pide ayuda para su hija Cynthia. Así de simple, pero a la vez complejo. Las circunstancias las han llevado a residir de alquiler en un pequeño local, una antigua peluquería a pie de la carretera general, en el municipio de La Matanza de Acentejo. Allí se acumulan sus pertenencias en una vivienda sin espacio y llena de humedades. Ambas tienen discapacidad y la chica, de 23 años, sufre una patología psíquica con habituales pérdidas de conocimiento que la lleva a autolesionarse.
Fátima Bermúdez explica que «tengo reconocido un 55% de discapacidad por varias hernias discales, y estoy pendiente de valoración por problemas en los huesos». La de Cynthia es del 54% y recibió el Grado 1 dependencia debido a los trastornos del límite de la personalidad y de la conducta alimentaria que padece.
Fatima denuncia «la pésima realidad en las que vivimos en un local en condiciones insalubres, con humedades, hongos, goteras y una nula ventilación». De hecho, argumenta, «ambas dormimos en un pequeño sillón donde nos gotea encima cada vez que llueve». También hay peligro porque «el local, ubicado al lado de la iglesia, está al pie de la carretera». Madre e hija no cuentan con ayuda de la familia u otras redes de apoyo. Llevan tres años en esta infravivienda de La Matanza.

Ropa y objetos acumulados en una zona de la casa. / El Día
Fátima tiene 48 años y hace ocho que se divorció y fue desahuciada de su casa en Candelaria porque «tuve que dejar mi trabajo para cuidar a mi hija que sufría recaídas frecuentes e incluso tenía que ir a buscarla la policía».
La protagonista de esta historia tiene un empleo pero «mi sueldo no da para hacer frente a psicólogos privados, medicación, apósitos...». Todo consecuencia de la tendencia de Cynthia a autolesionarse que la pasada Navidad estuvo ingresada en el hospital.
Precariedad y sin medios
Fátima tiene otra hija, Naiara, de 20 años que se ocupaba de su hermana mayor en la Villa Mariana y se quedó con el padre aunque ahora reside en otro lugar del sur. En La Matanza, explica, «me daban alojamiento a mí pero no para mi hija y eso no lo puedo aceptar».
La unidad familiar cuenta con dos informes realizados por el área social del Ayuntamiento matancero con fecha de 26 de noviembre de 2022 y del pasado 10 de enero. Los dos describen la situación deplorable en la que se encuentra el local-vivienda, que no cumple los mínimos de habitabilidad.
La peluquería reconvertida cuenta con una habitación-salón donde duermen en el sillón- cama. Tiene otro cuarto con un armario y la ropa en cajas. En esta misma estancia está la cocina sin salida para humo o fuego . Cuenta, además, con un pequeño baño. En este aparece uno de los dos ventanucos -el otro está en la cocina- sin más ventilación. Incluso llueve dentro porque no se puede cerrar la puerta, única entrada de aire. La afectada explica que «no disponemos de electrodomésticos para cocinar». A eso se añade «dormir y permanecer todo el día con la puerta abierta». Subraya que «no podemos respirar por las humedades y el asma, que también sufrimos, aparte de no tener intimidad». Además, «nos llega el humo de los coches y hay botellón casi cada noche en la plaza de enfrente, donde reinan el alcohol, la música y los gritos de madrugada».

Humedades con las que conviven. / El Día
El último episodio ocurrió en el Centro Comercial Meridiano de Santa Cruz hace unos días. Cynthia perdió allí el conocimiento y comenzó a convulsionar. Solo la intervención de los guardias de seguridad, que agradece Fátima, evitó males mayores. El diagnóstico más reciente, de hace apenas unos días, aconseja una vigilancia continuada de la paciente e incluso colocarle una pulsera permanente. Cynthia estudia Enfermería en la ULL y le queda un año para terminar la carrera. La madre está ahora en el proceso de informar al centro educativo sobre qué protocolo seguir en caso de desmayos y convulsiones. También sufre frecuentes episodios de desorientación y de ahí que salga de su municipio de residencia.
Fátima menciona como una esperanza quebrada la intervención de un psicólogo de Las Palmas en un programa de televisión donde explicaba su problema: «Llamó y mencionó una posible terapia emocional para mi hija pero nunca contactó conmigo».
«¿Qué hago yo para ir a trabajar y dejarla sola?» se pregunta y dice: «Salgo con miedo porque no sé lo que le va a pasar. No duermo, el mundo y la vida se pararon para mí con este nuevo diagnóstico. Apenas hablamos con nadie ni nos comunicamos, estamos encerradas en nuestro mundo». Fátima Bermúdez, con sentencia firme como víctima de violencia de género, resume: «Pido ayuda urgente para sacar a mi hija de esta situación».
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